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No era difícil recordar el día en que terminamos, lo difícil era recordar el día en que todo comenzó sin tener que llorar, las risas, los abrazos, una amistad inquebrantable que continuó así hasta el final de la relación y después.

— ¿Quieres ser mi amigo? — nunca dude la respuesta a esa pregunta, ni aún teniendo 10 años de edad 

— Claro — tomé tu mano, la que habías  extendido para ayudar a levantarme del suelo.

Después de varios días me robaste mi dinero y a escondidas de todos me lo regresas dándoles a tus amigos dinero tuyo para pasar desapercibido y no quedar mal con ninguno, antes no pude entender el porqué, pero quizás solo buscabas que todos te reconocieran y prestarán la atención que creías merecer, la que tus padres no se encargaron de brindarte.

A pesar de todo eso te esperaba a 2 cuadras después de la escuela, el camino a nuestras casas no era por ahí pero sabía que debía evitarte la fatiga de ignorarme frente a tus amigos, parecidas quererlos mucho.

No entrabamos a nuestras casas al llegar, solo jugábamos en el jardín de la mía para matar el tiempo, ya que nos divertíamos en compañía del otro.

También recuerdo el primer regalo que me diste, una pequeña flor de esas que crecen en el lodo — con todo mi amor — pronunciaste riendo, tu risa a causa de verme llorar, mis mejillas rojas al igual que mis ojos de tanto frotarlos pero feliz.

Superamos esa etapa a escondidas para que fueras feliz con la atención de todos en la escuela.

—¿Quién es tu amigo? — preguntó uno de tus nuevos amigos de la secundaria, primer año para mí y segundo para tí.

—Solo un conocido Johnny — frotaste mi cabello y te alejaste con el sin mirar atrás, gracias a eso conocí a Taehyung. Un chico amable y de gran sonrisa.

— Es un estúpido siempre molesta a todos — comentó Taehyung tomando haciendo en la misma mesa que yo y dándome uno de sus emparedados.

— No ha cambiado nada — susurré dando una mordida al emparedado y sonriendo al nuevo amigo, Taehyung.

— No mereces que te trate así Jimin — Taehyung se acercó corriendo hasta la esquina del basurero donde yacía tirado y con un golpe en el ojo que tardaría días en desaparecer y esconder.

— Gracias Yoongi — me ofreció una bolsa de hielo — ¡Tú estúpido! ¿Cómo te atreves a ser tan descarado? — reclamó Tae a Yoongi quien hace momentos fue quien me golpeo pero sabía que debía aguantar eso para que Yoongi no sufriera.

El día que terminamos| YM |EDITADAOnde histórias criam vida. Descubra agora