❝𝐈𝐧𝐧𝐨𝐜𝐞𝐧𝐜𝐞❞ [ᵖʳᵒ́ˣⁱᵐᵃᵐᵉⁿᵗᵉ]

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- JiMinnie - La pequeña niña de cabellos negros jugaba con la cuchara en su plato, el cual estaba lleno con leche y cereal. La mirada de su hermano mayor se poso en ella.

- ¿Si? - Lo vio, y analizó con delicadeza cada rasgo de su rostro. Su hermano era muy lindo.

- Eres muy guapo - Puso una cucharada de cereal y leche en su boca; ya que no había rastros del alimento en su boca, siguio hablando - ¡Como un príncipe!

Escucho la risa suave de su hermano, frunció levemente su ceño. Pero sus ojos no tardaron en abrirse un poco y su pequeña boca a formar una pequeña O.
Su hermano era lindo, géneroso y amable, justo como los príncipes de los cuentos que su madre solía contarle, pero ahora lo hacía JiMin. Y era muy guapo, ¡su hermano era muy, muy guapo! -incluso más que los chicos que veía en la televisión- pero... Si él era tan guapo y amable como los príncipes, ¿porque no tenía una princesa?

- ¿Que ocurre? - JiMin ladeo su cabeza, moviendo sus lindos cabellos teñidos de un color naranja.

- Si eres tan lindo como un príncipe... - La pequeña guardo silencio por un momento y después hizo la pregunta a su hermano mayor -... ¿Porqué no tienes a una princesa?

Las mejillas de JiMin se colorearon, haciéndolo ver más tierno de lo que ya era. Su risa resonó por la cocina, causándole a su hermana cierta molestia por pensar que no la estaba tomando en cerio.

- Realmente no lo sé - Se encogió de hombros y extendió los brazos en señal de cargar a la niña. Quien entendió y se dejó llevar por los brazos del chico. - Pero venga, a dormir, mañana tienes que ir al colegio.

- Aish - Un puchero se formó en los delgados labios de la peli-negra.

- Nada de reclamos ni berrinches señorita - El chico abrió la puerta del cuarto de la niña, prendiendo la luz con su mano izquierda, apretando el agarre en la mano derecha, donde sostenía a la pequeña en su cintura.

El hermano mayor retiro las cobijas rosa pastel de la pequeña cama de su hermana, acostandola y arropandola para después darle un beso en la frente, como ya era costumbre cada que Jimin la llevaba a dormir.

Pero aquella pregunta comenzó a sonar en su cabeza tan fuerte como un martillo golpeando un clavo en la pared.

¿Como decirle a tu hermana de 6 años que no te gustan las princesas y tu prefieres a otro príncipe?

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