XIV

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Todos sus miedos sobre el extraño tras la otra pantalla era pura mierda. Goshi no le presentaría a un niño de secundaria, tampoco bromearía sobre él estando enamorado de un menor. Si el caso era ese, cambiaría de amigos de inmediato, no estaba dispuesto a bromear con algo tan serio como la pedofilia o la pederastia. No sería tan difícil, ya había abandonado hasta a su familia, volver a quedar solo no supondría problema alguno.

Su celular estaba cargándose, por lo que no había revisado sus mensajes desde hace casi media hora. De cualquier modo, no había timbrado ni vibrado. Hasta ese momento, en que una canción bastante animada comenzó a sonar de manera estridente. Shinya hubiera ignorado el sonido de no ser porque, una vez más, era el tono que tenía seleccionado especialmente para su madre. Su madre, que llevaba muerta un rato ya. Él mismo la había visto ser enterrada en el cementerio en el que yacía también su padre. Él mismo se encargó de todo el papeleo y las cosas relacionadas a la funeraria.

No era justo. Nada justo. Seguir recibiendo esas llamadas iba a sacarlo de quicio pronto. A veces el tormento no lo dejaba dormir. Sabía que eso era lo que había querido su madre, ella misma lo dijo en innumerables ocasiones.

"Niño idiota", le había llamado entre una tos cargada de flemas, cortesía de su mala maña de fumar dos cajetillas de cigarros diarias, "ni la muerte me alejará de ti. Pesaré en tu memoria por siempre y no podrás pegar ojo ni una noche".

Al menos lo dejaba descansar de vez en cuando. Aunque sus asuntos pendientes si lo habían mantenido con los ojos abiertos por días enteros. Los papeles, los documentos, las cartas que debía enviar... Quería mandarlo todo al infierno, pero no podía si no quería tener a los abogados de su madre sobre él. Ugh.

«¿Has intentado contestar? Solo para saber quién tiene el celular de tu madre y por qué», había preguntado su terapeuta.

«Se lo dejó a mi padre... Bueno, a Tenri», le había dicho ya varias veces. «¿Por qué? Porque el muy imbécil llegó la mañana del día de su muerte, no sé de qué hablaron, pero él lo tiene».

«¿Por qué Tenri te llama? ¿Por qué no bloqueaste el número luego de su muerte?», insistió ella.

«Es que solo me ha llamado tres veces. Las otras... No hay registro de ello en mi celular, supongo que son solo ideas mías, quizá sueños que no recuerdo que sean sueños», suspiró entonces Shinya.

Y luego le explicó que se sentía incapaz de bloquear el número. No la extrañaba siempre, pero si a veces. No había sido la mejor madre, pero dió lo que pudo en sus precarias condiciones.

Dejárselo a Tenri por tanto tiempo fue una buena opción. Shinya estaba feliz de no haber sido un estorbo para ella cuando era un niño. Luego, cuando dejó de sentirse cómodo con los Hiiragi y su madre enfermó, no dudó en ir corriendo a cuidarla. Y su familia adoptiva la llamó por los peores apodos posibles, le dijeron tantas palabras hirientes, que él simplemente quiso alejarse del todo.

Ya los había bloqueado antes a todos en cualquier red social. No soportaba que lo criticaran en la cena por su orientación sexual. Usualmente sacaban la conversación gracias a cualquier cosa que Shinya hubiera publicado en cualquier red. Era más sencillo así. Así podía seguir disfrutando de su adolescencia y ya. Y ahora no había razón para desbloquearlos.

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Celular de Shinya

Chat - Número desconocido
Viernes 28 de julio del 2017

Yo:
¡Yo gané~! (00:00 a.m.)
¿Qué se siente ser un perdedor, osito~? (00:00 a.m.)

Número desconocido:
(00:00 a.m.) No, no se vale.
(00:00 a.m.) Pido la revancha.
(00:00 a.m.) ¡Revancha!

Shinya dice... [GureShin]Where stories live. Discover now