Camila

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Camila

Abrió los ojos aún adormilada, le tomó unos segundos darse cuenta que todo había sido un sueño. El hombre de los ojos verdes no estaba a su lado, su risa era sólo un recuerdo. El único rastro que quedaba de su paso, era el corazón acelerado, la piel encendida y la sensación áspera de la barba que acariciaba hace unos momentos esa que se había quedado en sus dedos, los froto en un intento de diluir el sueño, sin éxito alguno.

"Otra vez", pensó para sí misma. "¿existirá?", decidió no dedicarle mucho tiempo a reflexionarlo, ya lo vería en terapia esa misma tarde; así que comenzó su día. Verdadero o creado, la sensación de estar en casa que le daba ese hombre, es lo que ella quería en una relación. Nunca pensó que su vida estuviera a punto de traérselo en carne y hueso. Llevaba tanto tiempo teniendo estos sueños que su ego se había convencido que era una creación de su mente. Así que guardaba esos sueños para ella, asegurándose que nadie lo supiera, la vergüenza y la culpa se hacían presentes cada que la certeza quería aparecerse.

Es por eso que había comenzado a ir a terapia, esos sueños la habían dejado ahí, dudando completamente de su sanidad mental, de su conexión con su mundo espiritual y de su capacidad para relacionarse con una persona de carne y hueso. Había llegado con su terapeuta después de años de pedir ayuda en sus meditaciones, tuvo guías intermedios pero cuando la conoció supo que el trabajo fuerte estaba a punto de comenzar.

Ruth, una psicóloga que también realizaba prácticas espirituales, así que su terapia era algo alternativa y justo lo que ella necesitaba. Cuando acudió a ella pensaba que era posible que estuviera generando un tipo de creación mental, así que era mejor comenzar el tratamiento ahora que después. Después de unas cuantas terapias y con la voz casi en un susurro le dijo:

"He tenido un sueño recurrente."

"Dime, ¿de qué se trata?."

"Me da mucha pena contarte, me siento una adolescente, digo ¡tengo 33 años!. Tomó un respiro y le contó el último sueño que había tenido, lo real de la vivencia y lo profundo de la conexión que sentía con éste hombre. ¿Estoy loca?"

"Siento una fuerte necesidad de validar tu sentir, créeme he visto como se ve la obsesión. Por lo que me describes y lo que siento, es algo diferente, demos tiempo para que esto se siga revelando y salga a la luz. Te pido que dejes de lado el juicio."

"Me da mucha vergüenza y pena, no sé como explicar esto. Sólo sé que es cierto."

"Me parece que te estás presionando de más, démosle tiempo. Trabajemos con el juicio, ¿te parece?. Haremos trabajo de luz y sombra."

Ella, lo hizo. La conexión con esta figura masculina era hermosa y no podía seguirla diluyendo con vergüenza, porque ahí en medio de la duda de la realidad y la ficción, había algo cierto. La conexión que sentía, la sensación de hogar, la masculinidad que el emanaba y la femineidad que sentía en esos sueños era algo que no había experimentado en la vida real, en ninguna de sus relaciones y con el paso de los meses, este sueño le había mostrado algo que ella anhelaba. Una relación con su feminidad, esto fue lo que le mostró la terapia. Ahí comenzó a permitirse ser esa mujer que era en los sueños, dejando de lado al hombre, ella no podía hacer nada al respecto pero si podía trabajar en ella.

A los dos días siguientes tenía su primer junta con su editor, había tenido un sueño la noche anterior. Estaban en su cocina ella sentada en la barra mientras el preparaba el desayuno, comía uvas entre tanto conversaban sobre algo, cuando el levantó su mirada de la tabla de picar y la vió con esa sonrisa en la mirada, sabía que era ahí donde quería estar; entonces se despertó. Con la sensación completa de que esa era la vida que quería.

El Tiempo no es LinealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora