Rogelio

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Rogelio

"¿Amor, que te pasa? Estás despierto de nuevo." Escuchó decir a su novia, era perfecta, se conocían mejor que nadie, sus gustos eran parecidos y sobre todo la amaba. ¿Qué hacía soñando con esta mujer de cabellos enredados?. Se sentía tan culpable, pues tenía una conexión más profunda con alguien a quién no conocía que con su mujer, la que estaba ahí a su lado acurrucada y confiada de ser la única. Bueno sí lo era, ella era la única. La mujer de los sueños, era una invención de su mente, de su estrés, de esa noche en su juventud que su subconsciente guardó y liberaba en momentos de estrés.

Sí, eso, era estrés. Así que le restó importancia a los sueños, a la conexión y se convenció que lo real era la relación en la que estaba, ya se conocían, Nora era una mujer de carne y huesos. Sobre todo era real. ¿Qué estaba pensado?.

Sin saber, la vida le mostraría la fuerza de la conexión. Un día sin más, su relación se acabó, no pudieron seguir fingiendo y al hablarlo con ella se dieron cuenta que sentían exactamente lo mismo. Ambos, se habían dado cuenta que el amor entre ellos seguía disminuyendo y que estaban juntos más por costumbre, por lealtad a los años que pasaron juntos, por el miedo a quedarse sin nada. Ambos buscaban algo más cálido, Nora le dijo que quería viajar por el mundo y no quería que el la retuviera.

Rogelio, se sintió derrumbado amaba a Nora y fuera de los sueños que tenía con una mujer que no existía, estaba comprometido en esa relación. Sobre todo creía que Nora era feliz en su relación, pero se sentía como él, a medias y ninguno de los dos querían vivir así, tomaron la decisión más valiente terminar todo y buscar lo que tanto anhelaban.

"Sentí el dolor de perder a una mujer que amaba, una persona real y me enfrenté a la culpa de saber que en mi existía el anhelo de alguien más aún cuando no la conozco," le confesó a su amigo ya con unas cervezas encima. El único que conocía sobre los sueños, lo escuchó con atención, le propuso qué tal vez sería buena idea cambiar de escenario y dejar que las cosas fluyeran. Al final, tenía un trabajo que amaba, uno que lo llevaría ahí donde tanto anhelaba.

Meses después, un amigo, le comentó que buscaban un Jefe de Diseño, del otro lado del país. El puesto incluía un cambio de ciudad y era efecto inmediato, le interesó se puso en contacto, y el puesto fue suyo, consiguió departamento en una zona muy bonita, era como si todo estuviera a su favor.

Dejó de soñar con la mujer de los cabellos enredados, se convenció entonces que sólo había sido su inconsciente invitándolo a salir de una relación que no era para él. Esa misma noche, tuvo el sueño más largo y claro, casi podría asegurar que había sido real. 

Estaban en un bosque un río pasaba cerca, recostados en una manta viendo las estrellas por la noche. Besarla, era sumergirse en un cuerpo cálido abrazado por las estrellas. Todo con ella era profundo y rico en sensaciones, jugar con su cabello y sentir sus manos jugando con su barba. Lo colmaba de alegría. 

Cuando se despertó supo que era un sueño, el nunca podría vivir esa vida, era un chico de ciudad, no tocaba la guitarra. Sin embargo, se sentía muy bien, una parte suya desconocida hasta ahora despertó en él. Esa profundidad, era algo que le gustaría experimentar en él, se sentía como si pudiera crear todo lo que el quisiera siempre que ella estaba cerca.

Llevaba casi un mes en su nueva ciudad, con su nueva casa, en su nuevo trabajo. Los sueños con la mujer del cabello enredado, se habían vuelto aún más reales y seguidos. Justo ese día, el día que tenía la primer cita con su primer autor, había tenido el sueño más revelador de todos, estaban tomados de la mano en una playa, se estaban riendo. Se pararon frente a frente y ahí pudo ver lo mucho que la extrañaba, aún sin conocerla. Así que fue a trabajar acompañado del anehlo de poder escuchar su risa por la tarde al llegar del trabajo, o de poder tomar su mano mientras iban a hacer el súper, o de poder planear esa escapada al parque nacional que tenía tantas ganas de hacer. Sí, él.

Así que con el corazón un poco más pesado, se preparó para su junta, cuando escuchó su risa por el pasillo. ¿Qué le estaba pasando? "No es momento de ponerte a soñar". Cuando apareció ahí frente a él, con su sonrisa cálida y ojos brillantes. "Por fin" la escuchó decir. "Por fin", respondió él, ya con ella en sus brazos, reaccionó y la soltó sin dar una explicación.

Se obligó a portarse lo más profesional que pudo y les invitó a tomar asiento una vez que escuchó la no tan sutil carraspera de parte de Jaime, su único amigo en la ciudad.

Cuando la abrazó sintió como un rastro de electricidad recorrió su espalda y se quedó albergado en todo su cuerpo, tenía energía para correr un maratón, se sintió realmente alegre y el trabajo fluyó con nuevas ideas; justo como pasaba cada que soñaba con ella. Pero ahora ella no era un sueño, la había tenido entre sus brazos y era ella estaba seguro.

Ese día llegó a su casa con un sonrisa en la cara, una que nunca se había permitido. Mientras dejaba un poco de trabajo en su mesa y abría una cerveza observo el diseño de la contraportada y ahí estaba una foto de Camila. ¿Quién eres Camila Reyes? ¿Por qué tengo años soñando contigo?

Espero no haberla asustado, se decía a si mismo, quiero pasar más tiempo con ella. Conocerla realmente, a esta mujer de carne y hueso. En ese momento lo decidió sería el quién trabajaría directo con ella, así que envió un correo al equipo explicando sus razones, muy pobres la verdad pero el era el jefe nadie pondría objeción.

Nadie los preparó para lo que venía en su vida, porque la vida se vive así sin preparación.

El Tiempo no es LinealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora