Una tragedia familiar lleva a los mellizos Portman (Jane y Jake), de diecisiete años, a viajar por las costas de Gales donde descubren las ruinas para niños especiales de Miss Peregrine. Mientras exploran los destartalados cuartos y pasillos se dan...
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Jane se agachó un poco al ver que varios platos comenzaban a volar por todo el recibidor del hotel, en la entrada estaba Olive que tras jalarlos tocó la pared sin su guante provocando un incendio.
— Vengan— susurró empujandoles hasta la carreta, Emma de inmediato lo hizo andar para no tener aún más problemas.
— ¿Lo vieron? ¡Soy como ustedes!— exclamó demasiado entusiasmado— hice que los platos y vasos volaran ¡Todo lo hice con mi mente!— casi gritó, estaba realmente emocionado, ¡él era especial!
— No, fui yo— una voz infantil se hizo escuchar haciendo que Jacob se avergonzara un poco y que la desilusión pronto lo embargara.
— ¿Millard? ¿Estas desnudo?— cuestionó bastante incómodo, intentando que su hermana no viera su cambio de humor.
— Sí— Emma le pasó una muda de ropa al niño invisible y este se comenzó a vestir.
Después de andar en la carreta por unos minutos Emma la detuvo en una casa bastante grande y bonita rodeada por un gran, gran jardín, el cual embobó a Jane, amaba lo lindo que era. Emma caminó delante de ellos, indicándoles por donde caminar.
Ni siquiera tuvo tiempo de tocar la puerta de la entrada cuando de ella salió una mujer jóven y demasiado bonita, con una mirada seria.
— Justo a tiempo. Espero y no hayan causado muchos problemas— dijo severamente— Ya los he asesinado 3 veces este mes, Emma— un poco de miedo se instaló en el pecho de Jane, ¿y si quería hacerles daño? Y se regaño mucho por no haberlo contemplado antes.
— N-no, quizás rompimos unos cuantos platos y Olive causó un pequeño incendio— La señorita Peregrine la miro mal— pero era para salvar a Jake y a Jane— se excusó Emma y con las manos en los hombros de Millard lo empujó levemente para meterse a la casa.
— Oh, Jake y Jane— sonrió de manera deslumbrante la mujer e impidió el paso de Jake cuando iba a ingresar a la mansión.
— Uhm, si— la vergüenza fue la protagonista de esa oración.
— Y tu, mi niña ¿por que no hablas?— Pregrine buscó la mirada de Jane y esta se sonrojo al darse cuenta que no había estado prestando atención por estar viendo los arbustos con formas de diferentes animales.
— ¿Huh? Oh, lo lamento, estaba un poco distraída— murmura emcongiendose un poco, en realidad Jane era bastante tímida muy pocas veces pero estaba frente a Peregrine, la leyenda del abuelo.
— No te preocupes— Jake abrazó los hombros de Jane al sentirla en verdad incómoda y la acercó a su cuerpo.
— Veo que son muy unidos ¿les gusta el té?— preguntó mientras los dejaba pasar al bonito recibidor de la casa, era muy linda y a Jane le estaba encantando.
