ROOM 323

capitulo 1

- si mamá, prometo llamarte apenas me instale, estoy sacando las últimas cosas del auto- sostengo mi teléfono entre mi oreja y el hombro mientras saco la última caja de la mudanza.

desde que les dije a mis padres que me mudaría de casa han estado muy preocupados por mi, y como no? si su única hija femenina y mayor ha decidido que es tiempo de mirar otros horizontes y todo eso de "recorrer su camina sola". Admito que esto me asusta y me emociona al mismo tiempo, aun tengo que conseguir algún empleo mientras reúno dinero para abrir mi propia galería de arte. pero estoy emociona de ver que sucede mientras.

-dale mis saludos a jhon, tyler y papá, debo colgar mamá, adiós.- guardo el teléfono en el bolsillo de mis jeans y me apresuro a salir del elevador con la caja de pinturas, cierro la puerta del departamento y coloco la caja sobre las demás.

suspiro, doy un saltito de niña feliz y rió.

el departamento es grande, no es un lujoso penthouse pero es espacioso. termino de limpiar los adornos que me dio mama y los coloco sobre la barra de la cocina. me siento en el sofá y suspiro cansada, esto de organizar es agotador y mi estomago ya comienza a hacer ruidos. busco en el teléfono algún servicio de pizzas y pido una de queso y piña a domicilio.

mientras la pizza llega, me doy un baño y me coloco mi pijama que consta de un short de algodón con un estampado de batman en el trasero y una camiseta gris junto con mis disparejas medias. si yo tengo pareja mis medias tampoco

juego un rato en mi teléfono mientas espero la tan demorada pizza y como mandada por Dios el timbre suena, corro y abro la puerta cual depredadora.

-departamento 321, clear harrison, pizza de piña y queso - lee el repartidor una nota sobre la caja.

-llegas tarde, supongo que es gratis no?- bromeo y el chico abre la boca para escupir una excusa a la velocidad de la luz pero lo freno con una risa.

-es broma calma- tomo la caja de pizza y le entrego el dinero para que se marche y me deje sola con mi sensual y deliciosa pizza.

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a la mañana siguiente coloco toda la ropa sucia y me dirijo a la lavandería que esta en el sótano del edificio y la clasifico por colores. normalmente son cosas que hacia mama en casa, pero ya era hora de que mi madre dejara de lavar mi ropa interior.

-disculpa, ¿tienes monedas?- un chico rubio de ojos avellana un poco desaliñado toco mi hombro, y mentiría si dijera que no era algo bueno de ver- olvide cambiar las mías.

asiento y le entrego cuatro de mis monedas, me sonríe y las deposita en el monedero de la lavadora. no sabia como funcionaba así que le agradezco mentalmente mientras veo como lo hace.

monedas. ropa. detergente. star. tan sencillo.

me sonríe y uno hoyuelos bastante profundos aparecen en su mejilla.

-soy daniel- extiende su mano y le correspondo el saludo- departamento 322.

-clear harrison- sonrió- departamento 321.

-oh nueva vecina- enarca sus perfectas cejas negras.

-nos llevaremos bien, si no haces ruidos mientras trabajo en mis pinturas

¡oh Dios santo! pinta.

-no hay problema con eso, dudo que mozart haya tenido alguna banda de heavy metal incluida subliminalmente en alguna de sus sonatas, y si así fuera tampoco podría pintar mis paredes y lienzos con eso- rió.

-que interesante, una vecina artista y con gustos musicales exquisitos, ya le hacia algo de clase a este edificio- me sonríe de lado dejándome ver de reojo ese lindo hoyuelo.

toma el cesto de su ropa y sale no sin antes despedirse.

-nos vemos clear, sera un gusto verte de nuevo.