No me dejes (James Maslow)

Capítulo 6

-¿Te importa?- Dije después de que James me asustó- ¿Con que celoso, eh?
-Pff claro que no, solo me parece un poco intenso ¿no crees?- preguntó, tenía cara de dormido, se veía tierno.
A mi me gustan así -Le dije con una sonrisa, solo para provocarlo más.
-Bueno, allá tu con tus gustos- Me respondió seriamente y finjiendo volver a dormir.
Nos bajamos de el avión, había un clima delicioso, estaba feliz y sabia que mi madre también, me fui de gancho con Alexa y fuimos a buscar un taxi. Llegamos a el hotel, era muy bonito, alquilamos 2 habitaciones una para las mujeres y la otra para James, que me parecía injusto la verdad, pero solo la de nosotras tenía piscina. El cuarto de James estaba al lado, la vista era hermosa, se veía la playa y todo el mar. Mientras se instalaban mi madre y james fui de compras con Alexa al lado del hotel, no tenia traje de baño así que compré uno negro, también un vestido de dos piezas blanco y largo, y alexa también compró ropa. Regresamos al hotel, y después fuimos a dar una vuelta, alexa tenía amigos en cancún así que se fue a visitar a algunos y mi madre por alguna extraña razón se perdió entre la gente. Estabamos James y yo en la playa, de noche, riendo y jugando. Derepente James empezó a cantar, y yo lo seguí, me gusta mucho cantar solo que no lo hago por que me da pena, pero James canta todo el tiempo, y amo cuando lo hace, su voz es muy hermosa. Estabamos tan a gusto que no nos dimos cuenta que hora eran, las 11:16pm, teníamos que regresar al hotel, no quería ir muy tarde.
En el camino, nos tomamos muchas fotos juntos, y decidimos hacer un albúm al llegar a casa.
Llegamos al hotel, alexa y mi madre ya estaban ahí, comimos todos juntos y nos fuimos a dormir. Al siguiente día me levanté muy feliz, claro, con esa vista quién no.
Nadie se quería levantar así que fui a dar un paseo en pijama por el hotel, realmente era bonito, tenía un pequeño parque con un gran jardín, al parecer las personas de méxico no madrugan mucho. No había nadie, solo yo. Me acosté en el césped, miré al cielo y le dí gracias a Dios y a mi padre, sabia que a él le encantaba viajar por que nos veía muy feliz a mi madre y a mi, y sabia que él estaba feliz. Después de la muerte de mi padre algo cambió en mi, aprendí a valorar, a mi familia a mis amigos y a mi misma, no sabía el daño que me hacía al odiarme, pero ahora sé que mi padre me ama como soy, y yo haré lo mismo que él.