unconventional

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Byulyi respiraba de manera agitada en aquella habitación oscurecida y silenciosa. Sus manos previamente atadas temblaban y de sus ojos escapaban pequeñas lágrimas extasiadas. La mujer quería gritar, rogar y gemir, mas la cinta sobre sus labios le impedía emitir algo que no fuesen ruidos ahogados.

Una risa burlona rompió el silencio, y Byulyi levantó los ojos para encontrarse con la intimidante mirada de Hyejin, quien sonreía con dominancia, casi superioridad.

-¿Tan pronto y ya estás hecha un desastre? Vaya, unnie, esperaba más de ti.

La mujer se arrodilló frente a la otra, permitiendo que su rostro y expresión facial pudieran ser observados con más atención por Byulyi.

Hyejin era hermosa. Tenía una belleza tan obvia y llamativa que era imposible no sentirse cautivada por ella. Cómo le encanta observar cada detalle de su rostro y cuerpo. Cada pequeña parte de Hyejin robaba su atención.

La sonrisa pícara de la menor y su mirada tan dominante y confiada hacían que la mayor sintiera su ropa interior humedecerse. Un lloriqueo ahogado salió de su boca.

-Paciencia, Unnie-dijo la menor con una calma que enloquecía a la otra-No hay necesidad de actuar tan desesperada.

Las manos de Hyejin bajaron hasta la entrepierna de Byulyi para simplemente permanecer ahí y no hacer nada. La falta de fricción frustraba tanto a la chica, ¿por qué tenía que provocarla de aquella manera? Hyejin lo deseaba tanto como ella, y eso era claro por su mirada hambrienta.

Sin poder resistir a la tentación, Byulyi comenzó a mover sus caderas en un intento por frotarse contra los dedos de Hyejin. Intento inútil, pues fue detenida por la menor, quien la tomó con firmeza para impedir cualquier movimiento.

-¡Unnie! Conoces las reglas. Sabes que no puedes hacer eso a menos que yo te lo permita-dijo con autoridad, llevando una de sus manos al trasero de la mayor mientras le miraba con advertencia-Sabes que debo castigarte, ¿verdad?

Antes de que Byulyi pudiera procesar estas palabras, un fuerte golpe fue dado a su trasero. La mayor soltó un pequeño gimoteo ante ello. Aquello había dolido, pensó, Hyejin siempre cumplia con sus castigos. Pero a ella le gustaba, y negarlo sería mentir.

Hyejin le sonrió nuevamente y acarició el rostro de su pareja con suavidad.

-No vuelvas a hacerlo, bebé. O tendré que castigarte de nuevo.

"Dios, por favor, hazlo de nuevo" se decía Byulyi por dentro..

La maknae deslizó su mano hasta el brasier medio desabrochado de Byulyi y lo apartó con brusquedad, causando que un casi inaudible quejido saliera de esta.

Una vez expuestos los pechos de la mayor, Hyejin se dedicó a masajearlos suavemente, dando suaves y ocasionales apretones a los pezones endurecidos de la chica. Byulyi suspiraba ante esto. Hyejin sabía cómo tocarla para tenerla hecha un desastre, y eso era parte de lo que la volvía tan atractiva.

Sin apartar sus ojos de los de Byulyi, Hyejin llevó su boca hasta los pezones de esta para lamerlos y chuparlos con suavidad. La mayor soltaba más gimoteos y quejidos ahogados ante esto. Era muy sensible en aquella parte y Hyejin gustaba de abusar de ello.

La menor la miraba con satisfacción. Se podía ver una pequeña sonrisa formándose en sus labios. Era claro que disfrutaba de aquello.

Un par de minutos pasaron con la maknae jugueteando con los pechos de la otra, quien no podía hacer más que suspirar frustrada ante estas provocaciones. Su entrepierna comenzaba a dolerle un poco y ansiaba el más mínimo contacto en aquella zona. Quería intentar moverse e intentar frotarse un poco contra la contraria, pero sabía que esto solo la llevaría a ser castigada. Debía ser paciente, así que lo fue.

Hyejin finalmente apartó su boca, dejando un hilo de saliva entre sus labios y el pezón de la más alta.

-Muy bien, unnie. Aguantaste más que la última vez.-observó la chica-Creo que te has ganado un premio.

Byulyi intentó ocultar su emoción al oír estas palabras, pero el brillo en sus ojos la delataba ante la menor. Hyejin rió, le gustaba tanto provocar estas reacciones en su pareja.

Hyejin se levantó del suelo, y con cuidado recogió a Byulyi con sus brazos, solo para lanzarla con brusquedad contra la cama y colocarse sobre ella.

Se deshizo finalmente de las prendas que la cubrían, los ojos de Byulyi siempre en ella, siguiendo con atención cada uno de sus movimientos.

Pronto, la menor ya se encontraba mordiendo y besando el cuello de la otra, quien no podía hacer más que lloriquear con placer y satisfacción.

-Que sucia eres, unnie-susurró contra su oído-¿Qué dirían Yongsun o Wheein si te vieran así? No podrían estar en el mismo cuarto que tú si supieran lo mucho que te encanta ser mi perra. ¿No es así?

Avergonzada, Byulyi asintió. Sabía que nada de eso era verdad. Ni a Yongsun ni a Wheein les importaría lo que ella disfrutara de hacer en su intimidad. Hyejin tampoco creía eso. Pero en ese cuarto ambas podían decir y hacer lo que quisieran y dejarse llevar por unas cuantas horas. A Byulyi le resultaba catártico.

Hyejin besaba y mordía su cuello con fuerza. Byulyi entendió que quería marcarla, pues a ella siempre le había gustado hacerlo y a Byulyi le agradaba también. Más tarde podría mirarse en el espejo y encontrarse con esos pequeños regalos.

Byulyi entendía que cada beso y cada mordida que Hyejin le daba era su forma silenciosa de decir "te amo", así como para Byulyi lo era el dejarse ir completamente y permitir que Hyejin hiciera de ella lo que quisiera. Su manera de comunicar su amor podía ser un poco extraña, enfermiza para algunos, pero era suya y eso la volvía especial.

Los besos de Hyejin iban bajando lentamente, y a la más alta se le salían quejidos silenciosos. Aquella cinta no le había agradado tanto a Byulyi. Más tarde le diría a Hyejin que preferiría no usarla de nuevo. Le gustaba más cuando podía gritar el nombre de la otra que cuando era obligada a guardar silencio.

Finalmente, Hyejin arrebató a Byulyi de la única prenda que le quedaba, y se acomodó sobre ella, dejando sus rostros lo más cerca posible.

La menor comenzó a moverse tan pronto como pudo. Ambas habían ansiado aquella fricción toda la noche, y ahora que la tenían era imposible parar. Los clítoris de ambas mujeres se rozaban de forma deliciosa, causando que sus respiraciones se agitaran y sus cuerpos temblaran ligeramente ante la excitación.

Hyejin arrancó con brusquedad la cinta en la boca de su pareja, y antes de que esta pudiera decir algo la besó agresivamente. Las lenguas de ambas chicas bailaban con torpeza, intentando saborear cada parte de la boca de la otra.

Cuando ambas alcanzaron el orgasmo, un gemido de placer salió de sus bocas, ahogándose en aquel hambriento beso.

Ambas se encontraban agitadas, sus cuerpos aún estaban escapando aquel estado de éxtasis. Byulyi temblaba bajo la menor, quien aún intentaba estabilizar su respiración.

Tras un par de minutos en silencio, Hyejin se dejó caer al lado de la mayor. Ambas estaban exhaustas.

-¿Estás bien?-preguntó la menor,la preocupación evidente en su voz

Byulyi asintió con cansancio.

-Sí, solo estoy cansada.

Hyejin sonrió y tomó su mano con suavidad, ¿cómo podían pasar de aquel estado tan obsceno a uno tan puro e inocente?

-Sabes que te quiero, ¿verdad?

Byulyi asintió nuevamente.

-Claro que lo sé.-replicó.

-Sólo me aseguro.-dijo con una dulce sonrisa.-Te quiero, mi lunita.

Byulyi apretó suavemente la mano de su pareja.

-Yo te quiero a tí.

Y vaya que se querían.

Nadie va a leer esto pero acá lo voy a dejar /dab

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𝘜𝘕𝘊𝘖𝘕𝘝𝘌𝘕𝘛𝘐𝘖𝘕𝘈𝘓 ✧《𝘏𝘞𝘈𝘉𝘠𝘜𝘓》Where stories live. Discover now