— Te lo dije.

— Si, igual que me dijiste que no te gustaba para nada ese bestia. —Ríe lanzándomela directamente.

— Y no me gusta.

Ella se echa a reír.

— ¿Enserio vas a seguir mintiendo a tu mejor amiga? Ridícula.

— Vale si, puede que me atraiga un poco ¿Contenta?

Me recojo todo el pelo en un moño y me pongo boca abajo en la cama.

— Pues tú a él también. —Asegura.

— Él solo quiere echarme un polvo y mandarme a la mierda.

— ¿Y por qué no intentas cazarlo? —Pregunta moviendo las cejas.

— Pues porque no soy ninguna de las mujeres con las que ha estado, no pienso servirle de juguete a nadie.

MYKE WALKER.

Conduzco hasta mi casa con el coche de Kendo, él me acompaña para regresar a su casa en el coche pero antes me acribilla a preguntas.

— Sabes que odio las preguntas y sigues haciéndolas ¿Eres gilipollas? —Hago notar mi enfado.

— Solo he preguntado qué intenciones tienes con esa niña.

— No te importa lo que haga o no, que te quede claro que si somos amigos es solamente porque sabes algo que nadie sabe y prefiero mantenerte y vigilado. —Digo claro y sin pelos en la lengua.

— Tío, solo te he preguntado.

— Pues no preguntes y pírate.

Subo al asqueroso apartamento donde vivo, me quito la cazadora, los pantalones y la camiseta, me echo agua en la cara y me acuesto en la cama.

Doy vueltas en la cama sin poder pegar ojo, decido levantarme, encender la televisión y coger una cerveza de la nevera.

— ¡Joder! —Exclamo.

De nuevo el dolor de cabeza y el ardor en el pecho. La cerveza termina cayéndose al suelo seguido de mis piernas que caen de rodillas.

— ¡Déjame! —Grito.

"Nunca". Una voz golpea mi mente, una voz que nunca antes había oído, tal vez porque nunca antes la bestia se había sentido con tanta fuerza como para llegar a hablarme.

Golpeo el suelo destrozándome los nudillos y sin pensarlo me doy un fuerte golpe con la pared dejándome inconsciente.
•••••••••

Algo extraño sucede. Me encuentro en un lugar oscuro, solo ¿Atrapado? Mis gritos no se escuchan, nadie puede oírme y puedo sentirme como el día en el que mis padres me echaron de su casa cuando solo era un niño. Un niño asustado que acaba de descubrir que dentro de él crecía una bestia.

— No puedes huir de mi.

La voz no tiene rostro pero la siento cerca de mi.

¡¿Quién cojones eres!? —Grito.

— Soy la peor parte de ti y no tengo intención de irme.

En los ojos de la bestia ® [01]Where stories live. Discover now