No quería cambiar mi decisión, decidí volver a la ciudad y asegurar de que no hiciera algo estúpido. Tuve que intentarlo a pesar del hecho de que probablemente llegaría tarde. Me apresuraba a la estación de autobuses llevando mi maleta conmigo y mirando atrás de vez en cuando para asegurarme de que Elvis me estuviera siguiendo. Una vez más, sentí como si estuviera dejando una vida y volviendo a la otra - a la que el amor me había atado.
El amor era el único camino que quería seguir.

- Elvis ¡no vayas por ahí! - el perro corría delante de mí, pero en un momento lo perdí de vista- ¡Elvis!

Lo vi en brazos de alguien. Levante la vista y sonreí cuando vi una cara familiar. Sara.

- Creo que has perdido algo -dijo en modo de saludo.

- Regreso a la ciudad -le dije sin rodeos para que supiera andaba con prisa.

- No te entretendré mucho tiempo, volví para confesarte algo... - Sara sonreía, pero su sonrisa era como la de una niña culpable. Parecía que iba a empezar a llorar en cualquier momento-. Lo siento mucho, he causado muchas molestias por ser una crédula.

- ¿De qué hablas? - le pregunté confundida.

Me contó todo sobre su encuentro con Elsa en el hospital, así como el artículo del periódico que se publicó después.

- Toda mi familia está en el punto de mira de la prensa, y este es sólo un artículo en el mar de artículos sobre nosotros.

- Sí, pero este es por mi culpa... La gente te verá de otra manera ahora.

- Ni siquiera yo me veo a mí misma como antes - intentaba no hacerla sentir más culpable de lo que se sentía-. He decidido no preocuparme más por eso. Vivo por lo que tengo ahora, no por lo que fui en el pasado.

- Temía que esto tuviera consecuencias terribles para ti - Sara me miró, tenía miedo de preguntarme cualquier cosa.

- Sara, gracias por admitir tú error, te lo agradezco.

- Esa no es la única razón por la que vine, Abril. Quería darte está tablet de tu hermana -pude ver el signo de Tefna en la parte posterior-. No me juzgues por favor.

- Nunca hubiera podido imaginar que serías capaz de robar. ¿Por qué lo hiciste?

- Nunca me gustó Elsa desde el momento en que la vi, pero tenía que ser amable con ella. Cuando se enteró de todo lo que quería saber, empezó a amenazarme para que no se lo dijera a nadie de lo que me había pedido. Le aseguré de que estaría callada sobre todo y, después de eso, se fue. Olvidó su tablet en una de las camas de hospital.

- En ese caso no fue un robo.

- Es lo mismo, no quería llamarla para devolvérsela. Dejo que tú decidas si quieres devolverla o no, pero antes de eso, deberías revisar la tablet para ver si hay alguna información útil -dejó de hablar y miró hacia abajo. Vio mi maleta-. Tú autobús sale en media hora, deberías irte ya. Yo me quedaré con Elvis, no dejarán que lo subas.

Nos despedimos, puse la tablet en la maleta y corrí a la estación de autobuses.

***

Caminaba por un sendero bien conocido hasta a mi casa con la mano en el pecho. Sentía como si mi corazón estuviera en mis botas. No sabía quién podía estar en mi casa y tenía miedo. Sin embargo, lo que vi me sorprendió completamente. Había una nota en mi puerta que decía que todas mis propiedades habían sido confiscadas y que la casa estaba en venta.

A M N E S I A      •Terminada•Where stories live. Discover now