Capítulo 1

92 8 0
                                    

Narra Luis

Ding dong.

Volvió a sonar el timbre, por tercera vez.

Ya harto fui a abrir a ver quien era el pesado.

-Tio, ¿Pero qué hacías que no me abrías? -Dijo Roi entrando como perro por su casa.

-Estaba trabajando. -Cerré la puerta viendo que Roi ya había entrado y no tenía pinta de que fuera a irse pronto.

-¿¡Trabajando!? ¿Pero tu sabes que día es hoy?

-Lunes.

-No gilipollas, de mes.

-26 de Agosto, me dejas seguir trabajando ya, que tengo mucha faena.

-Tio, ¿Pero tu te oyes? ¡Que es tu cumpleaños! ¿Que coño haces currando?

-Por dios Roi...

-Tio, ¡Que te caen 30 tacos! Esto hay que celebrarlo

-Bahhh Roi, que va.

-¿Como que bahhh? Esta noche nos vamos tú yo de fiesta a celébralo por todo lo alto, hasta que no amanezca no se acaba la noche eh!

-Ah no no no.

Ah no no decía yo... ingenuo de mi...

-Ah no no no decías. -Se reía Roi entrando en la discoteca a mi lado, y es que el pedazo de cabrón lo había conseguido, nos habíamos ido de fiesta. -Va tio cambia esta cara que nos vamos a divertir.

-Si tú lo dices... -Rodé los ojos y fuimos a la barra a por algo de beber.

-Rum on the rocks. (Ron con hielo). -Pidió Roi.

-A Coke for me, please. (Una Coca-Cola para mí, por favor).

-Eh eh eh, ¿¡Pero que dices!? ¿Como que una Coca-Cola? No no no, si se sale se bebe. -Y antes de que pudiera frenarlo volvió a acercarse al chico de la barra. -Better than Coke, another rum on the rocks for my friend. (Mejor que la Coca-Cola, otro ron con hielo para mi amigo).

Simplemente rodé los ojos en signo de rendición, para una vez que salía por beber un poco no pasaría nada, mejor tener la fiesta en paz, que la que te puede liar Roi si le dices "no" es peor que la primera y la segunda guerras mundiales juntas.

Al final hasta lo estaba pasando bien con Roi, a lo mejor sí que era verdad eso que decía de que tenía que salir más y divertirme de vez en cuando, pero claro, a todo lo bueno siempre le llega algo malo.

Estábamos en la pista bailando cuando un gilipollas me dio un golpe haciendo así que se me cayera al suelo la copa, me giré a cantarle las cuarenta al idiota y a obligarle a pagarme otra copa pero al girarme me empecé a plantear si que me hubiera tirado la copa era bueno o malo.

Y es que no me tope con un gilipollas como yo me imaginaba, si no que me encontré con unos ojos miel que me miraban culpables, unos preciosos labios pintados de rojo que cualquier persona en su sano juicio mataría por poder besar y un flequillo perfectamente peinado.

-Oh dios, lo siento... O sea, ayyy... I'm sorry, it was unintentionally, I pay you another. (Oh dios, lo siento... Osea, ayyy... lo siento, fue sin querer, yo te pago otra). –Dijo la chica sintiéndose, por lo que parecía, súper culpable.

Pero a mi la copa ya me daba igual, eso... ¿eso había sido español?

Mira que aquí en Blainville, esta pequeña ciudad de Canadá, era muy improbable encontrarse un hispanoparlante.

-¿Eres... española? -Le pregunté dejando completamente atrás el tema de la copa.

-Uy, si, soy de Barcelona... oye que lo siento mucho enserio, vamos a la barra y te pago otra copa de verdad.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 20, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dulce Canada [Aiteda]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora