—¿Qué carajos haces aquí?— pregunto, empujando a Roger y abrazándola con fuerza. Escucho su risa y beso su mejilla— Digo, estoy más que feliz porque estés aquí pero, ¿por qué no me dijiste nada?

—Te extrañaba— se encoge en hombros y yo sonrío de lado—. Pensé que sería bueno darte una pequeña sorpresa después de tanto tiempo sin vernos— susurra y yo extiendo mi sonrisa. Dios mío, por poco olvidaba que esta mujer es cada vez más hermosa. Escucho a Roger aclarar su garganta y yo bufo.

—Rose, este es Roger hijo del señor Milton, dueño de la empresa. Roger, esta es Rose, mi prometida— los presento y ambos estrechan sus manos, aunque Roger lleva estas hacia su boca y besa el dorso de la mano de Rose, frunzo el ceño y tomo la cintura de la anteriormente mencionada.

—Es un gusto por fin conocer a la encantadora de idiotas— este bromea y yo ruedo mis ojos por milésima vez desde que este ser llego a mi oficina. Rose responde en un susurro con un "el gusto es mío" y la sala se llena unos microsegundos de un silencio incómodo—. Como sea, yo ya me iba. No olvides la junta, Harold.

Entonces se va y yo no evito tomar a Rose de las caderas, acercarla a mi y besarla. Extrañaba tanto esto. Nuestro beso se extiende y se vuelve cada vez más profundo, necesitado y pasional. No necesitaba de sus palabras para entender que ella me extrañaba de la misma manera en que yo lo hacia. Sus besos y sus toques me lo decían todo. Entonces ella trata de desabrochar mis pantalones y yo río entre el beso.

—Tranquila, pequeña. Esta no es mi empresa, ni mi oficina oficial, hay cámaras— le recuerdo y me separo levemente de ella para observar sus mejillas tornarse color carmesí.

—Mierda, Harry. Van a matarte si ven–

—Oh, para. Eres mi prometida y solamente nos besamos— me encojo en hombros, ella esconde su rostro entre sus manos y yo no evito sonreír de ternura—. La única razón por la que no te hago el amor justo aquí, es porque no quiero que otras personas te vean desnuda y mucho menos lo tengan grabado. Eso es algo que solo me corresponde a mi y mis ojos, no más— susurro. Rose muerde su mejilla interior y yo acaricio el exterior de esta. Ella cierra sus ojos ante el tacto y yo simplemente me dejo deleitar por su belleza.

—¿A qué hora sales de aquí?— me pregunta y yo hago un mohín con mis labios. Tarareo levemente y miro mi reloj. Tengo que estar en la sala de juntas en diez minutos, y después volver a terminar el papeleo. Miro a Rose quien tenía su rostro ladeado, me miraba directamente con atención, sonrío de lado.

—Tengo una reunión en diez minutos, en cuanto termine podemos irnos— me encojo en hombros y ella sonríe.

—Genial, suerte en tu junta— este dice simplemente y yo frunzo el ceño ante su falta de beso. La miro unos segundos y no es hasta que yo hago un puchero que ella se digna a besarme. Carajo, esta mujer es cada día más difícil. La tomo de la cintura y acaricio esta.

—¿Quieres venir?— pregunto entre el beso. Rose pasa sus manos por mi cuello y acaricia este para luego separarse de mi levemente. Niega con su cabeza y recarga su frente en la mía.

—Te espero aquí.

Entonces bastan de unos cortos besos más para que Rose casi me saque a patadas de mi oficina y así ir a la sala de juntas donde todos ya me estaban esperando. Me siento rápidamente en mi silla y la junta comienza. Puedo sentir la ansiedad comiéndome vivo sabiendo que Rose estaba unos pisos más abajo que yo, esperándome para poder irnos. Todo esto causa que el tiempo se me pase cada vez más lento y causa tanto desespero en mi interior. Noto como John, dueño de la empresa da algunos comentarios acerca de unos cambios que pensaba buenos para la empresa y yo simplemente coincido con él. Jamás dejaré de decir que este hombre es un genio, pero a la vez un gran cabrón. Entonces la junta termina y todos comienzan a salir. Suspiro y no evito sonreír de oreja a oreja. Al fin soy–

best mistake [h.s mature]Where stories live. Discover now