Mejor Condición de Vida

Existe este proverbio chino: "Si haces planes para un año, siembra arroz. Si lo haces por dos lustros, planta árboles. Si los haces para toda la vida, educa a una persona".
Hace unas cuatro décadas hubo funcionarios en el gobierno federal que tuvieron el tino de encontrar a una maestra y un equipo de trabajo con quienes implementaron un modelo educativo orientado a abatir el ausentismo de los docentes en la región centro-norte de este país, que tiene aproximadamente una extensión de dos millones de hectáreas, distinguida por la producción de ixtle de plantas xerófilas como lechuguilla y palma.
El propósito medular de cualquier propuesta educativa es mejorar las condiciones de vida de las personas. En aquel proyecto uno de los primeros resultados sucedió en los jóvenes originarios de esa región, que habían concluida su educación secundaria. Previo estudio socioeconómico eran seleccionados para formar parte del alumnado de una Escuela Normal Básica, donde adquirirían la formación necesaria para desempeñarse como profesores rurales en Educación Primaria.
Se ha cambiado el destino de miles de jóvenes, porque la mayoría de ellos estaba destinados a seguir teniendo en sus manos el tallador, el bolillo, la cojollera y a la espalda una Oaxaca para cargar la pulla. En la escuela tuvieron gis, libro, pluma, lápiz, cuaderno y pliegos de papel con ilustraciones de mapas, esquemas y diagramas, para dedicarse a la enseñanza.
Las mujeres estaban destinadas a adquirir un matrimonio tempranero o contratarse en actividades domésticas con alguna familia solvente. Pronto estuvieron dedicadas a la actividad intelectual y en pocos años ayudaron a cambiar las condiciones socioeconómicas de sus familias.
Anteriormente muchos anduvieron por el breñal con el callado y la cantimplora, detrás de las cabras, u otros animales, para después estar al frente de niñas y niños enseñando a leer y escribir, a aprender ciencia, cultura, etc.
De haber calzado huarache de tres agujeros o zapatos con suela de llanta, en unos cuantos días portaban zapato de vestir, zapatilla, en el caso de las muchachas, o tenis deportivos para asistir a dar clases de Educación Física en la escuela.
De andar a pie o a lomo de burro por veredas y caminos, en pocos meses  andaban en bicicleta, motocicleta, auto o camioneta para trasladarse a las escuelas para cumplir con el deber contraído por la profesión, como maestros de grupo.
Hasta esa fecha, por necesidad económica tuvieron que vestir  la ropa remendada por la madre, la hermana, la tía o la abuela, prendas que dejaban los hermanos mayores, o andar por la vida en ropa de segundo uso. En unos cuantos meses tuvieron la posibilidad de entrar a una tienda a comprar "ropa de estreno".
De cargar leña del monte, a llevar encima la noble responsabilidad de educar.
Aún queda mucho por hacer, pero con estos elementos inició el cambio de la situación social, económica y cultural, de millares de hogares de la región.

(*)Mtro. Huberto Meléndez Martínez
huberto311@hotmail.com 
Guadalupe, Zac., mayo 21 de 2019.