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La mañana no podía estar más bella.

La sinfonía del canto de las aves entre los árboles, era una dulce señal de que el sol ya había salido por completo.
Florence abrió los ojos, y saltó de la cama con movimientos artísticos. Abrió las cortinas, aspirando así el olor a primavera que entraba desde el jardín. Los rayos del sol iluminaron por completo la pequeña habitación, haciéndola sentir más enérgica de lo normal. Y de verdad que lo estaba.

Luego de asearse y arreglar la cama, salió de la habitación. El desayuno no había llegado, por lo que supuso tendría que ir a buscarlo. Afuera se encontró con una de las mucamas, quién le traía el fresco desayuno. La había reconocido al instante. Era Andressa, una dulce mujer que trabajaba en ese hotel desde hace más de un año, y con la que Florence se había amigado apenas llegó allí.

La mujer era dulce, enérgica y charlatana. No parecía ser inglesa, tanto en su forma de hablar como en su manera de comportarse, por lo que Florence al instante dedujo que era americana.
—Su desayuno está listo, señorita —sonrió con dulzura. Era una mujer bastante cálida y carecía de timidez. Esas eran las dos razones principales por las que congeniaba tanto con Florence. Ambas eran muy parecidas en carácter.

Luego de una corta charla, Andressa se marchó y Florence comenzó a desayunar. Se tomó su momento de saborear la comida escocesa. Si bien no eran nuevos sabores para ella, hace mucho no los degustaba. Luego de terminar su desayuno, se centró en trazar imaginariamente el plan que desarrollaría ese día. Luego de visitar algunos lugares,  tomaría el tren que le llevaría a Luaithre, la ciudad entre los castillos que tanto añoraba conocer.

Si bien el centro de atención siempre fueron los castillos, por alguna razón, a Florence siempre le causó más atención la ciudad que yacía escondida entre ellos. Luaithre, un lugar que alberga tanta belleza antigua, como viejas leyendas y rumores.
Y eso era lo que ella tanto quería conocer. Y claro que lo haría.
Luego de vestirse y recoger sus pertenencias, Florence se tomó un pequeño tiempo para escribir un mensaje de texto a Seth, su hermano de diez años. Él ansiaba poder conocer Escocia junto con su hermana, pero sufría de leucemia, por lo que no le era permitido viajar tan lejos. Así que en su inminente decepción, Florence le prometió que un día lo llevaría a conocer todas las ciudades que él quisiera, pero que por el momento sólo podía limitarse a enviar mensajes de texto detallando momentos de su viaje, junto con alguna fotografía que lo respalde.

Para: Seth, el niño koala.
De: Florence la mejor :)

Hey, pequeño koala.
Estoy en el hotel, alistandome para mi viaje hacia Luaithre. Primero haré algunos recorridos por plazas y lugares geniales. Luego, tomaré un tren que me llevará a esa ciudad..
El hotel es genial. La recepcionista es medio borde, pero estoy segura que el enorme grano en su mentón te hará reír. Me hice amiga de una mucama, quién por cierto es americana. Me dijo que tiene una hija de tu edad que se llevará muy bien contigo ;). En fin, todo es bastante tranquilo y bonito. A mi frente tengo un gran ventanal que da vista a un enorme jardín, repleto de diversas clases de flores, y árboles muy altos. También hay un lago a la vista que me inspira bastante armonía.

Cómo me gustaría que estés aquí. Estoy segura que querrías quedarte en el hotel en vez de ir a turistear por Escocia. Te extraño mucho, y dile a mamá que no se olvide de tender la ropa, y alimentar a mi rata. Sí, ya sé que la detesta, pero Oli es como mi hija. Por cierto, aquí te mando una foto de la vista que tengo del jardín. Es increíblemente hermoso (y si observas bien, de fondo, atrás de los árboles, podrás divisar el lago)

Te ama mucho, Flo.

Luego de mandar el mensaje, Florence terminó de empacar sus cosas, hasta que finalmente salió de la habitación. Se metió a uno de los ascensores, encontrándose con una mujer de edad que también salía de una de las habitaciones.

Melodied.Where stories live. Discover now