Capítulo 9 *No necesito a nadie, excepto a ti*

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Gon sigue en el regazo de Killua, y Killua no puede evitar jadear a lo que esta sucediendo. Siente su pecho hincharse cuando respira y una leve punzada en su vientre cuando Gon se acerca.

El calor se incrementa en su cuerpo. No reacciona en absoluto al toque repentino, o a la voz familiar que le susurra al oído.

—¿Killua?

Esta perdido en sus pensamientos, en sus intentos de aferrarse a la realidad y de no dañar a la unica cosa buena en su vida. Definitivamente no, solo lo observa con su mirada marina, comiendoselo una y otra y otra vez.

Se relame sus labios y se pregunta si una probada bastará, pero su pregunta se quiebra fácilmente cuando Gon lame el lóbulo de Killua.

Y él solo se estremece.

Se suponía que estaría sólo esta noche, se suponía. Pero ver a Gon en peligro y saber que podía ocurrirle algo, le fue imposible no ayudarlo.

Killua traga saliva, agarrando fuertemente los hombros de Gon para separarlo, para después maldecirse internamente al ver el color escarlata en su rostro.

La visión inunda a Killua con una especie de calor picante y vertiginoso. Le gusta esa mirada inocentemente nerviosa en Gon, y le gusta que solo sea él quien lo vea.

La posición no cambia; Gon solo ve a Killua; y Killua solo trata de decir algo coherente a estas alturas.

Sus labios balbucean con torpeza mientras Gon es expectante al rostro de Killua.

Es raro ver a Gon actuando de ese modo, pero si se trataba de seducción queda más que claro que era lo suyo. Killua se acerco al rostro de Gon, lo suficiente para sentir las respiraciones chocar, una con la otra, danzando al compas. Su boca se abrió y con su legua lamio los labios carnosos de Gon.

Gon se estremeció.

El escalofrío paso por su columna vertebral como un rayo, no fue desagradable, pero el simple hecho de saber que Killua estaba respondiendo... Gon...

Gon se estaba enamorando más de Killua.

Killua jadeó cuando las manos de Gon tocaron su miembro erecto, podía sentir como el éxtasis se extendía en cada maldita célula de su cuerpo: Killua fue el primero en tener un problema entre sus piernas, fue incomodo al inició, pero finalmente se dio cuenta que iba a ser una reacción natural debido a sus hormonas.

Y ese fue el quiebre para regresar a la objetividad.

—Gon— suspiró Killua, empujandolo hacia atrás para quitárselo de encima. —Esto.. no es posible Gon, no estas en el mismo bote que yo

Gon se sentó sobre el frío herbaje. Sus ojos color avellana viajaban por el cuerpo de Killua en busca del problema.

Justo cuando iba decir palabra alguna, Killua lo interrumpió.

—¡No podemos Gon!— gritó Killua, su respiración es errática en estos momentos mientras mira a Gon. El color de sus ojos son opacos, no por alejar a Gon, si no por el poco control que le queda. Si sus ojos se hacen grisáceos, Gon pagaría. —...solo... quedate aquí y no me sigas— susurró.

Gon se rió, su voz suave y maravillosa. —Creí que te había incomodado.

Killua solo fruncio el ceño. No había dicho nada gracioso.

Gon se movió, lo que alerto a Killua de acomodarse mejor sobre la pared de la cueva. La atención de Gon fue inmediatamente atraída por el propio problema de Killua en su entre pierna cuando se acomodo de nuevo.

La voz de Gon fue delicada. —Esta bien, Killua— era todo lo que podía manejar al principio. Aun así su sonrisa seguía en su rostro. —Yo..— se detuvo, —...Quiero darte todo.

El Lobo Killua y El Campesino GonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora