Una segunda oportunidad

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Nora

Tras lo que había ocurrido durante los entrenamientos del equipo de porristas me había hecho nuevos propósitos para mi nueva vida en California.

1.-Iría a la playa para broncearme un poco.

2.-Compraría ropa nueva y algunos pares de lentes de sol.

3.-Compraría maquillaje y aprendería a usarlo.

4.-¿Debía considerar usar algún tinte rubio?

5.-Alejarme de las chicas mas zorras de la preparatoria.

6.-Alejarme de los chicos idiotas de la preparatoria.

7.-Ensayar las coreografías de las porristas con Mia.

Lo se, mi lista daba asco. Estaba segura que mas de una de esas cosas era casi imposible de cumplir. Por ejemplo, mas de la mitad de los chicos del instituto eran unos completos imbeciles, y eso incluía tanto a chicos como a chicas. No estaba acostumbrada a usar maquillaje y desde luego tenia muy poco sentido de la moda.

Pensé en pedirle ayuda a Mia. Quedamos de ir al centro comercial en el fin de semana que venia, mientras tanto debía enfrentar una semana mas de todo lo que se vendría.

Por suerte ahora tenia a Jayden y a Mia conmigo.

El celular comenzó a vibrar en mi bolsillo. En la pantalla aparecía una foto de Mia haciendo una cara chistosa. Le di al botón verde y me pegue el teléfono al oído.

-¿Aló?- conteste.

-Nora, lo lamento mucho, tuve una emergencia, no podré volver a casa contigo.- sonaba muy preocupada.

-Esta bien, Mia. ¿Pasa algo grave? ¿Estas bien?- le pregunte alarmada.

-Yo estoy bien, pero creo que mi hermano tuvo un accidente. Te cuento luego, tengo que irme.

-De acuerdo, yo...

Intente contestarle, pero ella ya había dejado el teléfono. No conocía demasiado bien al hermano de Mia. El día anterior había venido a recogerla y me habían acompañado en su auto hasta mi casa, pero Gabe había estado todo el tiempo en el teléfono y no hablamos mucho.

Me senté en las escaleras fuera del instituto a evaluar mis opciones. Mi casa quedaba a una media hora del instituto, seguro ni mi madre, ni mi padre podrían venir a recogerme, me faltaba cambio para el bus y Jayden se había ido hace ya un tiempo. No tenia otra opción que ir caminando hasta allá. A menos que surgiera un milagro...

-¿Te llevo, hermosa? - me grito un chico con lentes desde su auto. Un Porsche negro y reluciente.

Genial, justo lo que me faltaba.

No respondí, tome mis cosas y empece a caminar lejos de ahí. Pero el me siguió en el auto.

-Vamos, prometo que no voy a raptarte ni nada por el estilo.-sonaba divertido.

-Gracias, pero no, gracias.- respondí sin mirarle.

-Pues parece que necesitas que te lleven. -siguió avanzando lentamente a mi lado.

No tuve mas remedio que mirarle para asegurarle que lo que necesitaba era que se largara y me dejara tranquila, pero al hacerlo me encontré con la misma mirada profundamente azul del día anterior. El corazón me dio un vuelco. "No seas imbecil" pensé para mis adentros.

-Pero si eres tú. -rodé los ojos. -De verdad, deberías largarte.

-Me largare a donde tu quieras... -sonreí- solo si vas conmigo. - y mi sonrisa se esfumo. Claro, no iba a ser tan fácil deshacerme de él.

Una Chica DiferenteWhere stories live. Discover now