4.- La llave

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He vuelto a ir a la cafetería en mi hora de colación, precisamente para intentar otra vez, hablar con Shinji. Quizás viéndolo en su faceta de empleado sea más amable con mi persona, aunque realmente lo dudaba. Cuando llegué y al igual que aquella vez, el local esta vacío. Me siento donde mismo, cerca de la ventana. Milagrosamente no espero
otros largos diez minutos para que
alguien aparezca.

Detrás de la barra emerge un
muchacho. Mis ojos se desilusionan al
ver que no es Shinji. El chico se acerca
a mí con una amable sonrisa y con una pequeña breta en mano, mantiene el mismo delantal con la insignia del local que Shinji, podría apostar a que es nuevo. Es mucho más alto que Shinji, trigueno y de cabello oscuro, para nada llamativo a mi parecer.

— Buenas tardes, que se va a servir? — Me pregunta y sin importarme aquello, mis labios modulan sin mi consentimiento.

— ¿Y Shinji? — Da un Respingo al igual que yo. Se rasca la nuca y me sonríe nuevamente.

— ...Uh...aún no es su hora de entrada—  Me dice. Imposible, hoy Shinji ha
salido a su hora habitual, justo a las
ocho y media de la mañana.

— ¿Como que aun no es su hora?— Le
pregunto frunciendo el ceño.

— Shinji trabaja en el otro turno, de cinco de la tarde hasta el cierre de la
cafetería, que seria mas o menos como a las diez de la noche— Me informa y yo palidezco.

—S-siempre a sido ese su horario?
Pregunto algo asustado—

— Si, aunque supe que estuvo estos
dos días viniendo por toda la jornada
hasta que me contrataron a mí, pues el otro chico de las mañanas, habia sido despedido— Eso ya lo había supuesto.

Pero aquello me dejaba nuevamente
otra enorme duda con respecto a lo
que hacia Tweek. Siempre pensé que
trabajaba todo el día en este lugar, pero ahora se qué de las ocho y media de la mañana hasta las cinco de la tarde, hay un lapsus en el que ahora no tengo ni las mínima idea de donde pudiera estar y estuviera haciendo. Miré al chico con determinación, tanta que llego a asustarse.

—¿No sabes donde puedo encontrarlo?—

—...Lo siento, nunca pude presentarme ante Shinji, sé sus horarios porque mi jefe me los dijo- Decía mientras frotaba su palma contra su brazo—  y...bueno, Shinji es...algo difícil por lo que veo...no me mira y ni siquiera me habla cuando nos topamos cuando el llega...quizas debe ser porque esta enojado por haber trabajado doble turno estos dos días hehe —

Ríe, y en lo único que puedo pensar
en estos momentos es que, ¿En dónde
podría estar Shinji justo ahora?

Salgo de la cafetería luego de despedirme de aquel chico. Estoy enfadado y no se por qué; muerdo mi labio inferior con fuerza y miro hacia todos lados pensando y deduciendo el paradero desconocido del chico tristón, hasta que un nombre me asalta los pensamientos.

Rei Ayanami

Pero por más que mi curiosidad me
llamara hacia el destino de aquella mujer, no quería recurrir a ella aún. Sentía que...como había dicho alguna vez Mari, me estaba metiendo en donde no debía. Mi relación con Shinji no era algo estable como para ir a entrometerme en quizás algo importante de su vida sin siquiera ser aceptado por él, ni como su vecino ni como amigo, yo era un desconocido...y en la realidad lo era,
lo somos y ahora aún más, pues sentía
que esta nueva revelación, me alejó el
doble, no, el triple, de pasos de los que va había avanzado hacia Shinji.
Ahora si, lo único que sabía de Shinji
eran su nombre y que trabaja en la
cafetería de cinco a diez de la noche.

Esa noche hacía un frío de los mil
demonios. El helado viento que se es-
trellaba contra mi rostro a la velocidad que alcanzaba mi motocicleta, terminó por congelar mis dedos, nariz y cuello.

Tras su puerta «KawoShin»Where stories live. Discover now