Capitulo Dos. Parte II

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Y la puerta se cerró.

JiMin llevó su vista a todas las direcciones, pero era imposible ver algo, estaba completamente oscuro, no podía ver ningún destello de luz de la luna o algo que reflejara e hiciera algo de luz. Escuchaba su respiración agitada e inclusive los rápidos latidos de su propio corazón. Jisoo aun agarraba su mano, lo que hizo que se sintiera un poco seguro de alguna forma.

— Jisoo... —susurró palpando su brazo. — Sácame de aquí...

— No hay ninguna Jisoo aquí. —escuchó la voz de un hombre justo a su lado, donde debería de estar Jisoo.

JiMin abrió más sus ojos entre la oscuridad y se soltó de inmediato del agarre de aquel hombre. Su voz era grave, pero a su vez suave, pero a este ritmo no quería fiarse de él, por lo que optó por correr por todo el lugar al notar como se acercaba.

— ¡No huyas pequeño bastardo! —escuchó desde atrás. — ¡No empecé a contar para qué te escondieras!

Chocó contra algo, quejándose por el dolor de su hombro y escuchó la risa. Escuchó un golpe a su lado y seguidamente como agarraban su cara.

— Déjame que te explique las reglas. —susurró el hombre, sintiendo como el aire caliente que soltaba al hablar chocaba contra su cara. Olía horrible. — No me gustaría que hicieras trampas y acabaras mal tan rápido, así no sería divertido para ningún de los dos.

Chasqueó sus dedos y una pequeña antorcha se encendió, estaba colocada en la pared justo detrás de el hombre. Iba vestido con una especie de túnica negra que cubría todo su cuerpo dejando que se viera solamente parte de su boca, hasta que quitó la capucha, dejando ver su rostro. Su expresión era seria, pero al ver al pequeño frente a el, temblando por el miedo y por el frio de la noche sonrió en grande enseñando sus dientes. Su cabello era de un color grisáceo y el color de sus ojos estaba formado con una mezcla de azul y gris, su piel era pálida y estaba completamente limpia.

— Parece que era cierto lo que tu amiga decía. —habló pasando su mano por la mejilla del chico y seguidamente quitando la lagrima que se deslizó hasta su mano. — Eres hermoso. —pasó su mano por su cabello. — Pero por desgracia un mocoso llorón.

Agarró la antorcha y comenzó a caminar a su alrededor.

— Primera regla, te daré únicamente quince segundos para que mires cada rincón de este mugriento lugar, hay varios escondites. Después de explicarte las reglas haré una cuenta atrás de veinte segundos para que te escondas. —le miró y le entregó la antorcha. — Uno...

Al escuchar como comenzaba a contar se alejó de el rápidamente, empezando a mirar cada rincón. Era demasiado grande, no le daría tiempo ni a ver la mitad. Giró sobre sus talones corriendo hacia otra dirección, pasando justo al lado del hombre.

— Nueve... Niño, tu correteo me dan arcadas, pareces un maldito pollo. Once... doce...

JiMin se quejó en alto y esquivó una carretilla con unos alambres y varios armatostes dentro.

— Quince. —agarró el brazo del pequeño y tiró de el haciendo que cayera al suelo de golpe. — Segunda regla, serás el ciego. —volvió a chasquear sus dedos, dejándolo todo a oscuras.

JiMin apretó sus labios y se incorporó levantándose de el suelo, estiró sus brazos buscando una pared.

— ¿Y la tercera regla? —susurró JiMin pegado a la pared.

El hombre soltó una risita y suspiró.

— ¿Sabes que es la flagelación? —escuchó a su lado.

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⏰ Última actualización: Jul 03, 2019 ⏰

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Sodomía en el Vaticano || YM [+18] {PAUSADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora