-Permíteme presentarme, mi nombre es Petróvich Koslov, para mí es un honor que vayas a ser parte de esta familia, para buena suerte tenemos un rito de iniciación, yo que no cualquiera Koslov es digno de formar parte de Vor v Zakone, otro de los detalles que tenemos que atender es tu educación, yo quiero a partir de mañana te quedará prohibido el hablar chino al menos que sea una completa emergencia, no solamente vas a asistir a la mejor universidad de Rusia, sino que también vas a tomar clases particulares del mismo idioma, en cuanto llegamos a la casa si te llevará a cabo un examen físico para saber si eres apto, después de eso podrás ir a tu habitación, harás cualquier cosa que te parezca importante y bajaras a cenar. ¿Quedó claro?
- Así es señor. Por dentro estaba muriendo de miedo, no tenía ni la más mínima idea de adónde mí me habían enviado, sólo me quedaba una cosa y era seguir las órdenes al pie de la letra si no quería morir, me sentía realmente en peligro, por fortuna siempre he sido muy mimético, esto me ayuda a poder camuflaje arme y adaptarme al ambiente, en este momento agradezco ser de esta forma.
***
Oficialmente ya han pasado 8 meses desde que llegué a Rusia, todo parece estar resultando tranquilo, en un principio me costó demasiado acostumbrarme empezando por ese maldito examen físico de la que me habló ese anciano, nunca me habría imaginado que uno de los requisitos que estas personas exigían de manera tan fervorosa quiero nada más y nada menos que un tatuaje, éste debía tener la forma de una cabra, ese día fue un completo martirio para mi, yo jamás me había hecho uno, ya que terminé de hacerlo, no hasta ese momento qué mi piel se encontraba manchada con tinta, debo aceptar que la ceremonia fue bastante extraña en un principio, sin embargo las palabras que la familia me dio para hacerme sentir mejor, fueron realmente revitalizantes, incluso sucedió algo que jamás me habría imaginado, por primera vez me sentí parte de algo, respetaba a cada integrante de mi nueva familia, ellos se habían ganado a pulso ese respeto y admiración, el día que me marcaron no dormí en absoluto, lágrimas salían de mis ojos, debo aceptar que sentí arrepentimiento en algún punto sin embargo ahora me siento una persona libre, actualmente me encuentro estudiando el primer año de mi carrera universitaria, cursando la carrera de comercio internacional, la mansión donde vivía seguido había fiestas en plan super elegante, ahora ya me he acostumbrado, cuándo fue la primera me impactó la cantidad de dinero que se recaudó, con el fin de ser donado a las comunidades más necesitadas.
Para ser honestos había comenzado acostumbrarme, tampoco voy a decirles que tenía una rutina diaria sin embargo intentaba modificar una que otra cosa para evitar aburrirme, los fines de semana yo salía de viaje, así una especie de turismo a los pueblos alrededores, en uno de esos viajes conocí a alguien muy especial.
*Flash back*
Varzuga es un lindo pueblo, luego de la gran caminata que hice hasta lograr encontrar una tienda de comida entré a ese pequeño lugar, pequeñas puertas de madera y cálidas fogatas dentro de ella me recibieron en cuanto entré, tome asiento en una de las mesas desbaratadas a punto de caerse, la gente del pueblo parece ser muy atenta, yo que sólo bastaron segundos para poder encontrarla, una chica de estatura alta y complexión delgada se plantó frente a mí con una libreta y un bolígrafo en la mano, entonces supe que ella sería quién me traería mi alimento, en ese lugar lo único que tenían era salmón de todos los estilos pero simplemente ese tipo de pez, pedí que me lo preparando una manera tradicional, bastaron minutos para que trajeran un pedido a la mesa, aproveché esos momentos para intentar hacerle la plática a aquella chica, Era, solamente yo estoy seguro de la cantidad de esfuerzos que estoy haciendo por no echar a perder la situación, siempre suelo hablar demasiado suelo hablar de más en esas circunstancias, ella realmente era atractiva, no era tanto por su físico, que realmente era muy bonito, sino que por una extraña razón tenía la sensación de conocer la de otro lado, su sonrisa era cálida, tanto que me hizo que dejará de temblar por el frío, su personalidad amable y llamó mi atención, fue ella la persona que me hizo realmente tener una razón para quedarme en Rusia, incluso por un momento llegué a olvidarme de He, fueron segundos, y debo admitir que eran las mejores que tenía desde qué nos dejamos.
*Fin del Flash back*
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.