.

170 3 0
                                    

El otro día estuve meditando respecto a los finales. Muchos dicen que nada es como la primera vez, pero quizás es porque nunca han experimentado la última. Corrección, quizás nunca han sabido cuándo llegaría. Las primeras veces son, en su mayoría, las mejores, y siempre son inolvidables. Empero, es la incertidumbre lo que vuelve interesante el final del camino. ¿Se puede saber con certeza cuándo algo está por acabarse? La mayoría del tiempo no se ve venir; sin embargo, llega, y uno debe estar preparado para el arribo. Suena falaz querer prevenir lo impredecible, pero quien descubra cómo hacerlo podría encontrar la tranquilidad total, neta, pura.

La ansiedad es producto del desconocimiento del futuro, y el no saber desespera. Todos los caminos tienen un inicio y un final: ¿por qué? Un conflicto irresoluble en el que no cualquiera se atreve a entrar. La respuesta fácil y el común denominador es la ignorancia: sabes que está ahí, existe, pero lo evades, ahorrándote noches de insomnio y episodios de angustia. "Vive el presente, aprovecha el momento"; calma las aguas, pero no evita la tormenta. "¿Por qué me dejó?" "¿Por qué la dejé ir?" "¿Por qué hice esto?" "¿Por qué no hice aquello?" Parece un bucle temporal infinito. Te estancas en el pasado, en el pensamiento. Quizás la importancia no está en el porqué, y quizás es por lo que suele evadirse. Pudiste no hacer "esto", pudiste evitar el "aquello", pero no fue así. ¿Por qué? Difícil dar una respuesta inmediata, ¿verdad?

No estoy volviendo a escribir para entrar en cuestiones filosóficas, y tampoco suelo usar la primera persona para expresarme mediante estos escritos, mas lo hago para transmitirles mi sentimiento. No soy fanático de los redactores de coaching, y quisiera que este relato no parezca uno más del montón. Simplemente, quiero contarles a ustedes, mis lectores, una anécdota un poco hilarante y bastante agradable que tuve hacía unos días atrás con mi barbero (nótese el término ya que, a pesar de no tener un solo vello facial aparte de mi bigote de chifero, me parece una palabra más elegante que peluquero).

...

Hay tres personas en el mundo que, por más profesional que seas, siempre van a saber más que tú en muchos aspectos de la vida: los ancianos, los taxistas y los barberos. No hay ser humano más lleno de sabiduría que alguno de los ya mencionados, y es que han vivido de todo. Una visita a la casa de tus abuelos es una visita al museo de las experiencias; un viaje de tu casa al trabajo en taxi puede convertirse en un debate político como de los que suelen haber en el congreso, o en un programa deportivo a lo Canal 11 en los cuales se habla únicamente de fútbol los domingos a la medianoche resumiéndote los highlights de la semana; pero un corte de cabello con tu barbero es tener una cita con el psicólogo a un precio realmente subestimado.

- "Hola, Leo – saludé apenas entré al salón –. ¡A los años!"

- "¡Mi estimado! – respondió emocionado - ¿Qué ha sido de su vida?"

- "Todo tranquilo. ¿Tú cómo has estado?"

- "Muy bien, muy bien. Siéntese por aquí. ¿Le puedo ofrecer algo de tomar?"

- "No te preocupes, así estoy bien."

- "Perfecto. ¿Lo de siempre?"

- "Por favor."

- "Empecemos, entonces."

Siempre me ha encantado la cortesía con la que me reciben en la barbería a un par de cuadras de mi casa. Es como si entrarás en su hogar, ofreciéndote bebidas o piqueos, haciéndote sentir lo más cómodo posible. Un servicio completo.

- "Y, cuénteme – retomó la conversación una vez que se acercó a mi cabeza con las tijeras –, ¿qué hay de nuevo? ¿Ya en qué ciclo va?"

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 13, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La barberíaWhere stories live. Discover now