bajo tu mando

10 0 0
                                    

Mi sangre cede, se agota,

mi cuerpo envejece, mi risa se aflije y vista se pierde.

Esto es por causa tuya,

ya que eres tu quien mi fuerza de voluntad en un beso guarda,

y es así como cedo a todo hasta volverme en tu esclava.

No te importa mi edad,

y solo mis besos reclamas,

yo cegada por mi amor,

indefensa me pongo en tus manos.

No pensamos en más alla,

solo vivimos en la hora estacionada.

Solo intercambiamos besos,

caricias y hasta de sueños hablamos.

Veo que sin importar los tiempos,

lo que pasó,

sin pensar en las consecuencias

de un mañana, o, en las desventajas de este amor... tu permaneces firme.

Haciendome sentir seguridad en tu amor.

La soledad que es muy envidiosa

más que nunca se maquilla, queriendonos seducir, para ponernos después de rodillas ante ella.

La escucho cantar, y me recita poesía.

Toca las teclas de tal manera,

que si me invaden las dudas.

Su melodía sale del piano mudo,

y las cuerdas rotas de guitarras viejas.

De violines de una orquesta

que nunca tocó la nota correcta.

Sus ojos son tan brillantes,

como los gritos mudos,

como los pájaros jubilados que jamás volaron libres, como la luz apagada

de un asilo abandonado,

como cielo sin sol, ni luna

como el polvo que alguna vez fue madera.

Así vive en mi tu melodía,

esa que tu vientre toca.

Me sumerges en tus deseos,

para después ser yo quién realiza tus fantasías, quien sacia tus ganas,

me vistes con tus besos y caricias.

Una vez satisfaciendo tus ansias,

te das la medía vuelta,

me niegas un beso,

te vistes de prisa dejándome sola en la cama.

Me invade la ira, el despecho

y el hambre de todo.

Mientras me tomas las manos,

me besas la frente,

me dices que como siempre exagero,

que el tiempo te estoy quitando.

Tampoco te puedo hacer reproches,

dices que no somos iguales,

me llamarás más tarde si puedes,

pero se que no pasará.

Me regalas un beso de prisa,

Y me quedo como ayer,

como siempre...

Nada espert.

J. Tellez

Besos de Veneno y MielWhere stories live. Discover now