Historia alternativa.

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una extraña sintonía.

¿Es peor amar, y no ser correspondido, o que te amen, y no ser capaz de corresponder?
Este tipo de preguntas, me hacía sentir inquieto, por múltiples motivos, en este preciso momento, me encontraba enamorado de Christina, una chica cualquiera, con una única cosa, una obsesión de las drogas. Tal vez me gustaba, porque quería ayudarle, pero era tonto de mi parte, era difícil y casi imposible conseguir que alguien aprenda de consejos ajenos.
Hoy se supone que iré a verle, y tengo miedo.
Son las 20:56 de una noche normal, hace calor, mi camisa es blanca, pero el resto de mi ropa es negra, y estoy aquí escribiendo mi diario de amor, para que la sepa, que pase por amor, sepa que hacer.
Debo ir a ver a mi chica, pero, al contrario, estoy en la cama, pensando si ella es la mejor opción para mí, presiento que no lo es, no por su obsesión, sino porque con ella...me siento solo, es absurdo, lo sé, pero es la verdad, ¿Es ella la chica que quiero para mi vida? Siento que no, no debo dejarme guiar por las emociones ¿A veces amar, no es suficiente?

Iba a seguir escribiendo, cuando el móvil suena, sabía que era ella, era obvio, después de todo, se supone que saldríamos. Me levanté entonces como pude de la cama, para tomar aquel aparato.

"Christina

¿Cuándo vienes?"

No tenía ni ganas de hablarle, o de responder, pero lo hice, le contesté que estaba saliendo, que había tráfico. Lleve mi mano zurda, a revolver mi propio cabello, soltando un suspiro, si seré tonto. La pesadez de mi alma es ya demasiado fuerte, me está aplastando y me estoy muriendo.
Salí de mi habitación, con destino al auto, sabía que debía apresurarme un poco, no quería preocuparle ni mucho menos. No tengo casi gasolina, tendré que hacer una parada, espero no noté nada, sería mi fin.
Conduce durante unos minutos, inclusive mi respiración, se había vuelto pesada, mi auto, pequeño y azul oscuro, me recordaba que iba tarde, esto parecía una pesadilla, con cero ánimos, con cero esperanzas, debía encontrarme con ella. Paré en la estación de gasolina, aproveché para hacer lo que debía hacer, y comprar algunos caramelos de fresa, mis favoritos.

— ¿Esto es todo, joven?

— Sí, gracias...

El modo en que me habla, es extraño, es una chica, rubia, ojos verdes, delgada, usando un uniforme, es linda, en algún modo, pero no es especial. Nuestras manos chocaron al momento de tomar mis caramelos, sentí una corriente recorrer mi cuerpo, y mi alma, ¿Qué sucede? Yo tengo pareja. Me quedé viendo a esa chica, con rostro de retrasado, bajando la mirada para verle el nombre "Myri."

— ¿Necesita algo más?

Mi mirada ya estaba fija en ella, ¿Necesitaba algo más?

— No...disculpé

Tomé los caramelos, apretándolos, y girándome para salir del local. Me detengo a la mitad del camino, para admirarle una vez más, definitivamente, volvería.

Una vez que volví a aquel auto, empecé a conducir nuevamente, pero no podía quitarme a aquella chica de la cabeza, la había visto por solo dos minutos, y no lograba sacarla de mi mente, era impresionante.

Moví mi cabeza, a medida que iba llegando a aquella casa, vaya, no pensé llegar, todo el trayecto pensando en otra chica, era horrible, y ahora debía ver a la persona que se supone que yo debo amar y respetar, pero la verdad es otra, la verdad es que me interesa otra. Me baje del vehículo, con la respiración un poco agitada, parecía que estaba cansado, pero solo estaba nervioso. Saqué mi móvil para escribirle.

"Estoy abajo, amor." Vaya hipócrita, no podía ser que esto me estuviera pasando, me respondió en seguida, casi de inmediato, iba a abrirme la puerta, y aún pensaba en otra, aún...

Me acerqué la puerta, cuando escuché como la perilla giraba, y veía a "mi chica", delgada, estaba en los huesos, había perdido mucho peso en los últimos meses, la ropa le quedaba grande, estaba en pijama, era asqueroso verle de este modo.

— Hola, amor...
Dije en un tono calmado, pero la verdad es que pensaba en lo mucho que me desagrada el verle de este modo.

— Hola, cielo.
Se acercó para besarle, a lo que yo respondí, en mi interior me había alejado, y me había ido, pero la realidad es una cosa, y la vida es otra.

Entré entonces a su casa, de un solo piso, dos habitaciones, un baño, un apartamento bonito si se vive sólo. Me fui adentrando a aquella casa, yendo a la sala, el escenario era patético, la droga encima de la mesa delante del televisor, el sofá estaba ya viejo, su color verde había desaparecido por completo, no quedaba ni un rastro de lo que solía ser. Me senté, esperando por ella, pero no la veía, ni siquiera escuchaba a alguien caminar.

— ¿Cielo?

Akane: historia alternativa.Where stories live. Discover now