—Sí, aunque más que dolor, fue otra sensación, la que siento ahora. Como si no estuviera, a veces tengo sensibilidad en el brazo, a veces no.

—Es normal, ya estás recuperando la verdadera información de tu cuerpo, pero aún tardará. En menos de un mes recuperarás la normalidad, si no te lo arrancan de nuevo. Por lo demás, está todo perfecto, puedes vestirte.

Duke se levantó y salió por la puerta, al salir, alguien le llamó por su nombre, se dio la vuelta y vio a Mana llevando a Saren en la silla de ruedas.

—Hola Mana. —Duke sonrió y orientó su mirada a Saren, hablando en un tono muy amigable—. Y tú debes de ser Saren, ¿no? Ya me han puesto al día. Encantado de conocerte.

Duke extendió su mano para saludarlo. Saren dudó un poco, pero respondió al saludo de Duke estrechando su mano, aunque sin hablar. Mana interrumpió para solucionar la situación.

—Al parecer era piloto de draco, quien sabe, a lo mejor os habéis cruzado. Aunque si te cruzas con Duke lo más probable es que no estuvieses aquí. —Mana intentaba sonar desenfadada, pero Saren seguía en su mundo, así que cambió de tema, dirigiéndose a Duke—. ¿Qué tal Sara?

A Duke le desapareció la sonrisa.

—Bueno... Sigue empeorando, poco a poco. No consiguen aislar el virus. Las medicinas lo mantienen a raya demorando mucho el avance de debacle, pero entre que no se estabiliza y que cada vez es más difícil conseguir sus dosis... no sé cuánto tiempo aguantará.

Aunque la conversación era entre Mana y Duke, Saren dejó de mirar al vacío para escuchar. Mientras Saren solo observaba, Mana siguió hablando con Duke.

—Lo siento mucho. ¿No ha recuperado la vista?

—No... —Se notaba la preocupación en Duke.

—Te prometo que si salgo y encuentro viales te los traeré directamente a ti. ­­­­­­

—Sabes que no puedes hacer eso.

—Me da igual lo que se puede o no se puede hacer.

Duke soltó una pequeña carcajada.

—Gracias Mana. Yo me tengo que ir, pero, ¿por qué no le presentas a mi equipo? —Volvió a dirigir su mirada a Saren—. Es un placer tenerte con nosotros. Cuando estés preparado, estaré encantado de ayudar a que te integres con el equipo.

Saren sabía perfectamente quien era Duke. Su nombre era bien conocido en la Confedeación. Y sí, ambos se habían cruzado, aunque Duke no lo supiera. No esperaba que alguien de tanta fama fuese tan amable y respetuoso con alguien en su situación, así que, de alguna forma, se sintió aliviado y le dio las gracias. Duke se despidió y se fue en dirección contraria. Mana y Saren continuaron hacia el hangar.

No todas las bases tenían equipo de dracos. En Radia estaba uno de los más famosos, los martillos blancos, dirigidos por Duke, formado por seis pilotos contando al propio Duke. Mana sabía que estarían en el hangar, así que entró y buscó con la mirada a Carry, la segunda al mando del equipo. La vio sentada en el hombro de su draco, haciendo unas inscripciones en la cabeza. Mana levantó la voz para que la oyese.

—¡Carry!

Carry dejó lo que estaba haciendo para mirar hacia abajo.

—¡Hola! —Carry siempre sonaba extremadamente animada, solía caer bien a todo el mundo y no parecía desanimarse, nunca. Miró a Saren desde arriba—. Tienes muuucha mejor cara que la última vez que te vi.

Saren levantó la mirada, intentó sonreír algo, con nefasto resultado. Carry se puso de pie llamando al resto desde arriba y saltó al suelo con enorme habilidad.

—Bueno, es hora de las presentaciones. Tienes suerte, vas a conocer a la élite, aunque te aviso, no firmamos autógrafos.

Comenzó a presentar a los otros cuatro pilotos.

—Estos dos son los mellizos, Ellie y Gordon, son casi tan competitivos como Mana y un coñazo. —Ellie frunció el ceño a Carry, que le guiñó el ojo—. Pero son pilotos de primera. La morenaza es Aya y el gigantón con cara de pocos amigos es Nathan, —Carry se inclinó hacia Saren y bajó el tono de voz—, aunque es un trozo de pan.

Todos saludaron, Gordon interrumpió los saludos.

—¿Qué draco usará? No hay dracos disponibles, y yo no voy a dejar que toque el mío.

Carry fue a contestar, pero Saren interrumpió.

—Tranquilo, no tengo mucho interés en pilotar. —Se miró a si mismo de arriba abajo—. Y no creo que pueda.

Cuando una persona tiene algún mal, físico o mental, afecta directamente a la sincronización con un draco, haciéndola muy difícil, o imposible. El accidente de Saren indicaba que es probable que no pudiese pilotar bien hasta estar recuperado. Carry miró autoritariamente a Gordon y se dirigió a Saren.

—¿Tienes tu tarjeta?

—Sí.

Todos los pilotos tienen una tarjeta especial que se prepara personalmente para la sincronización de un piloto con cualquier draco, es su identidad digital. Además, un draco tiene una tarjeta de acceso, como una llave de seguridad. Con lo que para pilotar un draco se necesitan ambas tarjetas. La primera vez que se usa la tarjeta de un piloto en un draco éste almacena la información y va aprendiendo de su nuevo piloto. El piloto necesita un rato para habituarse a su nuevo "cuerpo", por eso los dracos no se suelen compartir y cada piloto usa siempre el mismo. Carry pensó en como involucrar a Saren de alguna manera.

—Tenemos un par de dracos no militares para soporte mecánico y de obra, están aquí en este hangar, uno está sin usar. ¿Por qué no pruebas con ese para ir poco a poco?

—No.

—Te podríamos ayudar y ...

Saren levantó un poco la voz.

—He dicho que no.

Mana interrumpió.

—Bueno, ya profundizaremos más en esto, por ahora, vamos poco a poco.

Mana se despidió y siguió empujando la silla de Saren, cuando estaban lo suficientemente lejos de los demás le habló, en tono serio.

—Se están esforzando. Lo hacen porque nos lo han pedido. ¿Tú crees que para la gente es fácil ver a uno de la Confederación aquí dentro como si nada?, ¿lo has pasado mal?, ¿te has parado a pensar en lo que han pasado los demás? Deja de comportarte como un coñazo y pon algo de tu parte.

Saren pensó por un instante en su contestación, al final respiró profundamente y contestó.

—Lo intentaré...

Genoma ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora