—Pero no quiero que— Se interrumpió, abultando su labio inferior en un puchero, y sonrojándose por lo que estaba a punto de declarar—. No quiero que bebas otra sangre que no sea la mía, Yoonie.

Sonaba infantil, inmaduro, casi como un ridículo niño caprichoso. Y de hecho, no estaba seguro de poder negarlo. Estaba tan acostumbrado a ser el todo de Yoongi, que no sabía cómo lidiar con tal información. No podía complacerlo, no en cuanto a sangre, y le dolía saber que el pelinegro buscaría satisfacción en algo más, cuando el líquido bebido de su cuello no fuera suficiente.

—Quiero cuidar de ti, bebé— murmulló el vampiro. Jimin odió el disfrutar esa oración—. Es demasiado riesgoso utilizarte como mi fuente de alimento.

—¿Riesgoso?

—Si me alimento únicamente de ti, podría acabar matándote en un par de días— Los ojos del menor se ensancharon con miedo. ¿Matar?—. No lo haré, porque me importas. Sin embargo, el autocontrol es difícil, así que agradecería que me ayudaras y no me ofrecieras tu lindo cuello en bandeja de nuevo.

Había cierto dejo de burla en sus palabras. Jimin se ruborizó al recordar su actitud atrevida, lo decidido que había estado cuando le ordenó al vampiro que bebiera de él, desnudando su cuello para buscar aceptación. Muérdeme. A mí. Cerró los ojos, el recuerdo haciéndose más y más mortificante con el transcurso del tiempo.

Por un lado —el lado lógico—, Yoongi tenía razón. La idea era verdaderamente arriesgada. Las probabilidades de que muriera por las mordidas eran muy altas, después de todo, los vampiros eran seres manejados por la naturaleza y por los instintos de su especie. Exigirles autocontrol era inútil. Casi una hipocresía.

El que Yoongi no bebiera hasta dejarlo seco, era suficiente razón para agradecerle y para descubrir que el pelinegro no era un vampiro común. Demasiado bueno, demasiado considerado, cuando en la ciudad, los demás vampiros se vieron obligados a separarse de los humanos para no enfrentar ese tipo de tentaciones.

Sabía que podía confiar en Yoongi. Pero también sabía que podía morir a su merced si él lo deseaba. Nadie ni nada lo impediría. Tragó pesado al notarlo, siendo consciente de que su cuerpo no resistiría mucho más de lo que podía dar. La pérdida contundente de sangre le estaba empezando a pasar la cuenta, causándole un mareo que la noche anterior había pasado desapercibido, mas que ahora se hacía demasiado perceptible.

En resumen, Jimin debía aprender a aceptar la dieta del vampiro, pese a no incluirlo a él. Cazaría otros animales, bebería otra sangre. Desgraciadamente no existían muchas opciones. Era eso: resignarse a ser reemplazado, o morir en el intento de demostrar su superioridad. La respuesta resultaba obvia. No obstante, la inseguridad que albergaba complicaba un poco las cosas.

—Si pudieras— inició Jimin, dubitativo. Sus dedos tamborileaban en el hombro del mayor—. ¿Beberías mi sangre, para siempre? Si no muriera. Si mi sangre fuera infinita. ¿Lo harías?

No había sido su intención sonar desesperado. Por el contrario, había tratado de mantenerse compuesto a lo largo de la oración. Pero no iba a engañarse creyendo que había logrado su cometido; casi había lloriqueado, rogando desde el fondo de su corazón que Yoongi le otorgara una respuesta afirmativa.

El vampiro inhaló hondo, sus ojos lentamente tornándose rojizos bajo su atenta mirada, y Jimin pudo presenciar la dureza con la que apretó su mandíbula. —Lo haría.

Un escalofrío recorrió su columna vertebral al oírlo, grave y fuerte, directo. Le dijo exactamente lo que había anhelado escuchar, no había nada más que analizar de ello. Sin embargo, le fue inevitable cohibirse, la timidez poco común haciéndose presente y encogiéndolo hasta ser un desastre de sonrojos y latidos erráticos que quemaban su pecho.

Habló en un aliento. —Bien.

Más que bien. Porque era todo lo que necesitaba. Saber que lo prefería, saber que lo escogería si tuviera la oportunidad, por sobre todo lo demás.

Estaba siendo egoísta, estaba enterado de ello. Y probablemente aquella necesidad consumidora no era sana. Pero ser su sangre favorita era lo único a lo que podía aferrarse, era lo único que podía comprender...

Lo único que explicaba por qué Jimin deseaba tan desesperadamente ser algo más para Yoongi, algo más que un simple niño pequeño por el que debía velar y que debía cuidar; aun cuando eso implicaba que sus instintos irrevocables fueran reprimidos.

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Pues holis,no he actualizado como en mas de un mes y lo siento :(,resumiendo todo es que el colegio y temas personales me quitaban todo el dia :( y no tenia tiempo de actualizar,pero esta es mi semana de examenes bimestrales y la siguiente vacaciones AL FIN,y para esa semana hare una maraton UWU,los vere luego lindxs bye~

PD: @Belen_969 aqui esta la actualizacion que querias xd  

¡vamp, yoonie! •• ym.Where stories live. Discover now