Concepción

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Ella tan solo vestía una camisa. Salió al balcón para admirar el amanecer. Dormía el mundo el sueño que no iba a acabar. Sintió frío y se frotó los brazos. El manto de nubes parecía una mancha arrastrada por dedos invisibles a través de la mitad del cielo. Como un huevo, pensó, como un huevo reventado que sus dedos arrastraron por el piso. Como un huevo que estuvo en una copa de cristal. Como los fragmentos de cristal que cortaron por accidente sus dedos. Como la sangre que se mezcló con la viscoza yema. Como el piso de cerámica que fue teñido de rojo y amarillo. Como su interior rasgado también. Como su interior lleno también. Como su soledad destruida también durante esa noche y para siempre.

Relatos de un mundo sin genteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora