~°10°~

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Intimidar / Amenazar.

Nuestro pequeño pelirojo preparaba la comida para el y su esposo, ya que aunque tuvieran dinero para tener a una docena de mosos en casa, a el le daba mucha verguenza pedirle hacer sus cosas a un desconocido.
Su celular sono y dejo el sarten en la lumbre para ir a contestar, probablemente sea su esposo el cual no le gusta que se tarde en responder sus llamadas o mensajes.

- Si, diga - Se escucharon unos murmullos al otro lado de la linea hasta que una voz conocida hablo.

- ¡Nathaniel! Soy yo, Marinette; oye estamos en un café cerca del parque ¿te gustaria venir con nosotros?
La voz de la chica se oía realmente alegre.

- Mmm... ¿tu y quién más?
Unas pequeñas risitas se podían oir aunque muy por lo bajo, esa chica tramaba algo.

- Bueno, solo Alya y yo
- Por ahora.
La voz de la pareja de la chica se hizo presente, obviamente habían hecho algo y Nathaniel queria saber que.

- Muy bien, ire pero solo porque quiero saber que hiciste niña.
Un chillido de alegria, seguramente de la de coletas y una despedida de parte de la morena fue lo ultimo que escucho.

Termino de preparar la comida, la metío al microondas y dejo una pequeña nota para su esposo avisando a donde iria.
Ya de camino al café se preguntaba ¿qué habran hecho? ¿a quién más invitaron?
Al estar frente a la puerta ya empezaba a dudar de que haya sido una buena idea pero ya no había vuelta atras. Entro y busco  a sus amigas, vio a Marinette agitando sus brazos con alegría desde su asiento y se encamino a esa mesa; cuantos más pasos daba lograba notar a una tercera persona.

Poco  a poco, se notaba su altura, un cuerpo un tanto robusto, una cabellera negra con puntas teñidas de azul.

Mientras, un cantante [aunque no muy reconosido aún] reía por la alegría de su amiga de coletas, quizo voltear para ver la razón de que la chica lo haya traído allí y fue cuando vio aquella pequeña figura que tanto había extrañado.

- ¿L-luka? - El pelirojo no daba credito a lo que veían sus ojos.

- Nathan... - El pelinegro se levanto y camino lentamente al contrario.

- ¡S-si eres tu! - El más bajo se lanzo a abrazarlo del cuello casi tirandolo.

- jaja ¡creí que no te veria más tomate con patas! - Dijo levantandolo de la cintura con facilidad para luego bajarlo y corresponder al abrazo.

Un adorable reencuentro entre dos viejos amigos del colegio; porque sí, ellos eran amigos, pero debído a una pequeña gira de parte del musico y el trabajo del pelirojo que le impedia movilisarse se distanciaron durante unos cinco meses que fueron casi eternos para ambos.

- Muy bien chicos, sabemos que se extrañaron pero mejor sientense o nos echaran del café por tanto ruido - Hablo la morena al par que parecia no querer soltarse.

La tarde transcurrio así entre risas y divertidas anecdotas sobre el viaje del moreno, todo era muy lindo y el ambiente agradable para toda la mesa. O bueno, casi para todos; la chica de rasgos asiaticos estaba en su propio mundo, mirando lo alegre que era Nathaniel en esos momentos junto a Luka, nada que ver cuando estaba con su marido, tan frío y distante que era esos ultimos días, tan... agresivo. Ella sabía que no debía meterse en los asuntos de su amigo pero su preocupación por el podía más.

- Y bueno así, perdí mi maleta llegando al aeropuerto de Alemania. - Dijo con pesar el teñido.

- ¡Jaja eres un torpe! era una maleta roja casi del porte de tu pierna ¿cómo no notaste que algo faltaba? - Decía con tono burlón su amigo.

- Calla jitomate - Jaloneo de una mejilla a el menor como venganza de su burla.

- Gha ¡guele! - Se quejo tratando se safarce.

La pelinegra empezo a reír olvidando sus pensamientos anteriores, tal vez solo pensaba mucho las cosas.

Pasaron las horas y se tuvieron que retirar de su lugar, las chicas fueron a su casa juntas y el de tez palida ya iba a tomar camino a la suya cuando una mano lo detuvo.

- Ire contigo - Solto el musico.

- Oh vamos, puedo irme solo - Sonrío el menor.

El más alto paso su brazo por la cintura del contrario empezando a caminar. - Claro que no.

- Hey, sueltame - Golpeo suave el brazo alrededor de su cintura haciendo pucheros.

- Nope. - Dijo mientras seguía caminando.

- Anda poste de luz, puedo solo.

Así siguieron ambos con pequeñas peleas amistosas hasta llegar a la casa del menor.

- Bien, supongo que aquí es tu parada - El de ropas negras volteo a verlo aún sin soltarlo de la cintura.

- Así es... - Queria pasar más tiempo con su amigo pero tenía que entrar a menos que quisiera otra pelea con su esposo.

- Entonces te dejo aquí enano - Beso la mejilla de su amigo y salío corriendo de allí, cual niño acabando de hacer una travesura. - ¡Nos vemos! - Se despidio con un movimiento de mano y se fue sonrojado.

- A-ah ¡S-si, adíos! - El chico aún sin procesar ese pequeño besito en la mejilla se metio a su hogar, encontrandose con una desagradable sorpresa.

- ¡Nathaniel! - Si, su rubío otra vez.

- Oh cariño, jeje no vas a creer con quien estuve hoy - Fue detenido por la pantalla de un celular que casi se estrellaba con su rostro.

- Ja, se con quien estuviste y los reporteros tambien.

El nombre de una página de chismes de celebridades y una nota salida hace pocos minutos.

- Encuentro entre el pintor Nathaniel Agreste y el musico con fama creciente Luka Couffaine en un café cualquiera. Mucho cariño ¿infidelidad quiza? Si fuera así, se explicaria el temperamento actual de su marido, el empresario y modelo Adrien Agreste.

No solo quedaba como una puta en los medios de comunicación sino ahora una tormenta se avecinaba.

- No quiero más notas como estas Nathaniel - Dijo su pareja apagando el celular - Tampoco quiero ver que estes junto a ese teñido, amenos que puedas acostumbrarte al apodo de puta.

"Puta" tanto desprecio en una sola palabra, solo atino a asentir sin decir ni una palabra, se sentia aterrado e intimidado por la mirada de su esposo que solo mostraba asco y furia que en cualquier momento podría no contener.

- ¡¿Me estas oyendo imbecil?! ¡haz algo más que asentir maldita sea! - Ese grito hizo que su esposo retrosediera hasta chocar con la puerta aterrado.

- ¡S-si! ¡no volvera a pasar! Perdoname por favor... - temblaba ante la mirada de el mayor, apenas sosteniendose de la perilla.

- Tks - El rubío le dio la espalda y subío a su cuarto a paso lento para dormir, patetico, fue lo ultimo que penso al ver al pequeño Nathaniel temblando.






Muuuuuy bien, talvez debí a visar de que habría lukaniel en esto, perdón si el shipp no es de su agrado :(
Y perdón por la tardanza
Y por la mala narrativa. ♡

Violentómetro.Where stories live. Discover now