Parte 2

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Abrí mis ojos sintiendo el peor dolor de cabeza que alguna resaca jamás me dio. Solo un sutil y repetitivo ruido era el que rompía el silencio en aquel lugar haciendo que mi cuerpo se erizara con el peor pensamiento que rondaba en mi mente, intente moverme pero solo conseguí, vagamente, menear la cadera. En otro momento eso me hubiera dado risa pero ahora solo incrementaba el miedo, al menos, ya sabía que me encontraba sentada para desgracia de mi espalda.

Mi mirada borrosa poco a poco se iba aclarado permitiéndome detallar cada esquina del lugar. Parecía una habitación, algo abandonada y lúgubre, en donde solo la luz de una vieja y rota ventana iluminaba parte del cuarto dejando notar la puerta que se mostraba a pocos pasos de distancia.

Mi boca no estaba tapada y mis pies se encontraban libres, solo mis manos estaban sujetas detrás mio con una atadura que no me dolía pero que tampoco me dejaba moverlas con soltura. Contuve un gemido de dolor ante otra punzada en mi cabeza, el desgraciado que me había golpeado lo pagaría muy caro.

Antes de siquiera poder buscar una forma de escapar la puerta se abrió de forma brusca dejando ver a una mujer de mediana edad y tres hombres detrás de ella. Dos se quedaron afuera y uno cerró la puerta cuando la señora y el tercero de ellos se adentraron.

Posaba la mirada en ambos, mientras, media cada acción. El hombre que no estaría muy lejos de la edad de la mujer se quedó parado frente a la puerta y fue ella la que se acercó lo suficiente para tocar mi cabeza. El ardor fue breve pero con el tiempo suficiente para darme cuenta que tenía otra herida de la cual encargarme cuando saliera de allí, porque saldría no dejaría a mi hermano solo por la vida.

- Perdón por eso- Expresó con pena- No pensé que serían tan bruscos a la hora de lidiar contigo, pero no cooperaste mucho con el plan.

- Lamento no dejarles la vía libre para secuestrarme, a la próxima me avisan y yo solita me doy de bruces contra una pared para no hacerles perder tanto tiempo- Comente con sarcasmo

Ella soltó una carcajada que no me parecía fingida, me observó con detalle y pude notar un brillo desconocido en sus ojos. Parecía admiración o tal vez encanto, no sabía que era pero si me estaba inquietando.

- ¿Si te suelto no escaparas?- Indagó con cautela

- Mientras no intente matarme, yo prometo mantener la calma- Contesté de igual forma.

Sonrió moviendo apenas la cabeza, el sujeto que aún estaba callado se acercó y sacando una navaja de su bolsillo se colocó detrás mio. Segundos después mis manos tuvieron la ansiada liberación.

- ¿Cuánto paso?- Froté mis muñecas no sabía el tiempo que había pasado pero por el leve dolor y la iluminación natural de afuera, concluía que hace bastante tiempo que estaba sentada allí- ¿Dónde estoy?

- El lugar no importa y por el tiempo debe de estar rondando el mediodía- Contestó con calma- Me interesa tu "trabajo"-Soltó asombrándome bastante- Te he observado desde hace un tiempo y de verdad que quisiera que trabajaras para mí.

- ¿Quién es usted?

- Soy tu hada madrina- Comentó con una sonrisa cínica.

- Que hada tan tétrica- Mencioné notando su sonrisa- Verá señora...

- Williams

- Williams, yo ya tengo un "Manager" o como le llame, si quiere estar conmigo debe de hablar con él primero- Suspiré- Así es como se maneja esto.

- Oh... Ya hemos hablado con él y está completamente de acuerdo en que usted se quede a mi lado

No lo creía, Marmota nunca me hubiera dado así como así. Sabía cómo se manejaba el mundo de las peleas, estaba segura que los peleadores eran como los jugadores de futbol pero la parte ilegal. Si a uno le gustaba demasiado como se desenvolvía un peleador y portaba lo suficiente para comprarlo, lo hacía. Sabía que no era especial para Marmota, pero las ganancia que le daba noche a noche no valdría esa cantidad que solo obtendría una vez.

Cambio de vidaWhere stories live. Discover now