I

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500 años atrás, primer universo.

¿Madre?—Entró Elián a los aposentos de la reina, su querida madre. Ella dejó el libro que tenía sobre sus manos y le prestó atención con una sonrisa dibujada sobre su rostro.

—¡Mi gran luz!—se levantó de la silla en la que estaba y lo persiguió con la mirada.—¿Qué sucede?

—Tuve un mal sueño—contestó el heredero con tristeza. Ella lo miró atenta, esperando a que continuara. Quedaron frente a frente y ella sólo se dedicaba a acomodar el cabello del heredero.—tú morías en ese sueño.

Él no pudo evitar ni un segundo lejos de su madre, y la abrazó. Ella le correspondió al abrazo.

—Nunca moriré, hijo. Seré eterna hasta que tú decidas olvidarme—le susurró con ternura.

—¡Nunca lo haría!—la miró con dolor en sus ojos; ella sonrió.

—Serás un gran rey, no dejes que tu corazón cambie.

—No creo estar listo, madre—susurró con un poco de miedo.

—Estoy segura de que falta poco para ese día—. Le plantó un beso sobre su mejilla. Un guardia interrumpió el momento con su voz.

—Heredero, Rey de Todo ordenó que siga con su entrenamiento.

Elián miró a su madre por última vez y la soltó con delicadeza, ella no podía evitar sonreírle con orgullo mientras él se retiraba de la habitación. Al salir Elián tuvo un mal presentimiento, pero lo ignoró y siguió con su camino.

Se fue al jardín del reino para seguir con su entrenamiento de arco y flecha hasta que sonó un estruendo por todo el palacio hasta el más allá. Él prestó atención, pero a su vez comenzó a sentir miedo. En instantes, los guardias del palacio salieron al jardín tomando posición de ataque, rodeando a Elián.

—¿Qué sucede aquí?—cuestionó el heredero con temor.

—Tendrá que venir con nosotros por las buenas, o iremos a usted por las malas—. Objetó el comandante de la guardia.

—¿Qué pasa?, ¿qué sucede?—soltó el arco y la flecha, dejándolos caer al piso y caminó a su voluntad con el ejército.

En cuanto llegaron al salón principal, donde se encontraba el trono real, vio a su padre de espaldas, parado.

—¿Padre?—miró con asombro, todo el palacio estaba reunido. Miró a su izquierda y estaban sus hermanos, entre ellos estaba Iren.

—Jamás esperé esto de ti, hijo—. La voz del Rey de Todo se quebró.

—¿Disculpe?—Elián estaba confundido.

—Tú fuiste el último que entró a la habitación real, donde estaba la reina—su voz sonaba tensa.

—Sí, parece ser que fui el único—. Miró a su alrededor una vez más.—¿Y mamá?

—¡No sólo eres un sinvergüenza, sino un asesino!—Lo volteó a ver con ira. Elián dio un paso atrás, no entendía la situación en la que estaba.

—No...—miró a su padre.—¡No!

—¡Mataste a la reina!—Lo acusó.

—¡No es verdad!—corrió hacia el Rey. Los guardias lo alcanzaron y lo tiraron al suelo.

—Tú fuiste el último y el único—Se acercó el Rey.—¿Cómo pudiste matar a tu propia madre?

Elián miró el cuerpo de la reina traído por los guardias.

—No...—susurró con dolor. Se logró levantar y corrió hacia el cuerpo, cayendo de rodillas al lado de ella, llorando.—¿Madre?

Elián miró a sus hermanos, ninguno mostraba apoyo ni comprensión.

Todo el palacio lo miraba como un traidor, un asesino. Él se levantó con debilidad y giró sobre sus talones para ver al Rey.

—¡Tú fuiste!—habló bajo. Su tristeza había cambiado por ira. Se dirigió al Rey con pasos firmes.

—Gran Elián, príncipe y heredero, tú serás condenado por asesinato, serás expulsado del universo—Ordenó el Rey. Los guardias lograron tomarlo de los brazos mientras él trataba de escaparse.

—¡Yo no la maté!—gritó con fuerza mientras impedía ser desterrado. Sacó fuego ardiente de sus brazos, haciendo que lo soltaran.—¡Soy inocente!

El Rey controló sus poderes, y así lo volvieron a agarrar.

—¡No puedes expulsarme!—Elián alzó la voz, al borde de la desesperación.—¿Recuerdas quién soy!—Apretó su mandíbula.

—Sí.—Respondió el Rey de todos. Entre sus pensamientos estaba rectificando la decisión que había tomado. —Sé quién eres, pero también sé de lo que eres capaz.

—¡Yo volveré, Izan!

Lo amenazó. Todos en aquella sala sabían que las palabras de Elián eran enteramente reales, sabían que su poder, su fuerza, todo él, lo iba a hacer invencible en algún momento. Sabían que la amenaza de Elián era un pacto, una profecía, algo seguro.

Elián pasó saliva y apretó sus puños. A caminata seca, se dirigió hacia la salida del universo junto con los guardias, y se desterró hacia la tierra.

Después de esa narración, Elián miró a su madre con vergüenza.

—Creí que habías muerto, me sentí solo en ese momento. Nadie creyó en mí, nadie me ayudó, lo único bueno en mi vida lo creí perdido—la miró con nostalgia.

—Tu padre me envenenó, me puso veneno de cobriza con un hechizo de sueño, lo suficiente para hacer creer que estaba muerta—. Lo miró con tristeza.

—Después conocí a una chica, la he estado buscando por todos lados—. suspiró con tristeza.—, pero agradezco que te encontré a ti.

—Lo he estado viendo todo desde aquí, hijo. Sé lo que has hecho.

—Ella me hace falta, madre—. Bajó la mirada con derrota. Ella lo abrazó con tanto cariño y comprensión—. Tenemos que volver antes de que cierre el portal.

Ambos se separaron y caminaron hasta el portal que Elián había abierto. Llegaron a la otra dimensión y Todo Sabio quedó atónito.

—¡Reina!—no podía creer lo que estaba viendo.—¿Cómo...?—miró a Elián con desespero, en busca de respuestas.

—Todo lo que usted necesite saber yo se lo contaré.—Le sonrió la reina; Todo Sabio asintió tontamente y ambos caminaron. Elián se quedó contemplando el portal, suspirando con dolor, había fracasado otra vez en encontrar a Gislena. Cerró el portal y siguió a su madre.

Elián-The new universe [Libro 2]Where stories live. Discover now