You Are Mine °너는 내거야° «Yoongi» [Omegaverse]

~일~

[AVISO]

Esta fue una de mis primeras historias en Wattpad, así que no está bien redactada, y tiene algunos errores. Actualmente he mejorado mucho mi escritura, pero este libro no será corregido, porque... Me da pereza xD.

Eso es todo, ya lean.

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_Amor, amor... ¡Mi bebé se ha movido!- Chillaba Park Hara, la actual novia de Min Yoon Gi, el CEO de la compañía "NBS" (New Big Seúl), una gran empresa de muebles.
_Eso es imposible, Hara- Contestó
él, desinteresado y frío, como siempre- El cachorro tiene apenas tres meses de existencia.
_¡Juro que lo sentí moverse! ¡Te lo juro!

Min se arrodilló a la altura del vientre, y lo tocó.

_No siento nada.
_¡Yoongi! ¡No estoy mintiendo!

El alfa giró los ojos, y fue a la cama.

_Ven, Hara. Será mejor que descanses. El viaje no te ha sentado bien...

Ella, girando los ojos, obedeció.

_¿No crees lo que te digo?

Yoongi suspiró, abrazando a su novia en silencio, y poniendo sus manos sobre el vientre de la omega.

_A dormir, criatura molesta- Dijo bromeando... Aunque no del todo era falso aquel apodo- Mañana regresaremos a Corea.

Si bien la paciencia de Yoongi era enorme, aquella niña a veces la agotaba.

Teniendo 16 años, y embarazada, era menos madura que Min Hyun Ho, el hermano pequeño de Yoongi, que sólo tenía seis años.

Y a aquella niña parlanchina se le había antojado ir a California a pasar sus vacaciones escolares.

Por supuesto, Yoongi cumpliendo siempre sus caprichos.

Cualquiera podía pensar que era un alfa demasiado permisivo. Pero lo cierto era que era muy tranquilo... Aunque serio y frío también.

_No quiero dormir. Tengo antojos de helado, de galletas, de gelatina, ¡De todo!

Una omega adolescente embarazada era todo un reto para la cordura de Min.

_Entonces te aguantas. La comida chatarra no le hace bien al bebé.
_Y un cuerno...- Murmuró ella, antes de darle la espalda al alfa y cerrar los ojos.

Yoongi suspiró, y la abrazó.

_Buenas noches- Dijo el alfa, para después caer rendido, abrazando a su omega.

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Yoon Jae Soo regresaba del trabajo, en la cafetería Scarlatti.

¡Qué día! Un alfa idiota habían volcado café sobre su camisa, y se había quemado el pecho. ¡Ahora le dolía todo el cuerpo! Su jefe le habían regañado, y casi la habían expulsado. Pero continuó trabajando por suerte.

Esa cafetería era uno de sus tres trabajos a medio tiempo.

Por la mañana trabajaba de camarera en un restaurante, en la tarde limpiaba el estudio de un pintor llamado Claudio Park, y en la noche iba a Scarlatti.

De allí regresaba tardísimo, casi a la una o dos de la mañana, porque aquella cafetería, era algo así como un lugar de paso para los viajeros, que se detenían allí para comprar café o galletas.

Al llegar a su departamento, una fatídica sorpresa le esperaba.

En la puerta habían pegado un papel que le indicaba que debía pagar la hipoteca de allí, o debía irse:

Señorιta Yoon Jae Soo:

Eѕтaмoѕ oвlιgadoѕ a ιnғorмarle qυe ѕólo cυenтa υѕтed con υn тoтal de cυaтro díaѕ para pagar ѕυ eѕтancιa en eѕтe deparтaмenтo, o тodaѕ ѕυѕ perтenencιaѕ perѕonaleѕ le ѕerán reтιradaѕ, coмo pago.

Fιrмa: Oн Dong Ryυl

_¡Genial!- Rugió- ¡Y ahora, además, sin casa!

Dong Ryul era un asco de persona. No porque fuera el cobrador de hipoteca del edificio, sino porque además era un buen estafador.

Solía cobrarle a la gente cuatro o cinco veces al mes, fingiendo que aún no habían pagado.

Era un maldito farsante.

Jae Soo entró a su hogar, encontrándose como siempre con su pug, llamado Twink, un perro gordinflón y muy raro.

_Oh, Twinkie- Murmuró, sentándose en el suelo, mientras el animal brincaba con sus cortas patitas, intentando lamerle la cara- ¿Tienes hambre?

El perro ladró.

_Lo tomaré como un "sí"... Ay, amigo... Yo también estoy hambrienta...

Pero, en la nevera, no habían mucho más que un paquete de ramen y dos huevos.

A ese paso, no sobreviviría a la quincena.

_Vale. Uno para ti, y uno para mí. Voy a hervirlos, compañero.

Pero ella ni siquiera podía comer sin sentirse atormentada.

No sólo tenía la deuda de su departamento, sino también la de su ya fallecido padre; quien era un jugador y estafador muy desequilibrado, que terminó matándose al conducir borracho.

Su madre... Bueno, ella no sabía qué había pasado con su madre.

Jamás lo supo.

Los cobradores vendrían a verla en poco tiempo, y no precisamente de la manera más amable. La última vez la habían golpeado hasta hacerla escupir sangre.

Ser una omega era una desgracia en la sociedad, sin duda alguna.

Encendió la radio, en la que comenzó a sonar música clásica... Aunque realmente no se escuchaba nada debido a la mala señal, porque afuera había comenzado a llover con ganas.

_Oh, Twink...- Abrazó al perro, que temblaba de frío- Lo siento por no poderte dar una vida mejor, amigo. De verdad, lo siento...

El perrito le lamió el rostro, y jadeó.

_Buen chico... A dormir.

La pequeña bolita de grasa fue al sofá: Su actual cama, mientras que Jae Soo se fue a su habitación.

Abrió la llave del agua para darse un baño, pero sólo consiguió que saliera agua helada.

Gritó.

La temperatura ambiental, de por sí, era baja, así que una ducha helada sólo iba a conseguir darle neumonía, y tendría que descansar y aislarse del trabajo por días. No podía darse ese lujo.

Así que se dirigió a la estufa, y puso a calentar una jarra de agua.

Ella se sentó a la mesa, comenzando a contar las propinas del día, que habían sido... Ay, dios... Ni siquiera llegaban a un dolar.

¿Qué se suponía que hiciera?

Casi sin darse cuenta, se quedó dormida.

Y, una hora luego se despertó, dándose cuenta de que el agua burbujeaba, quemando todo a su alrededor.

Incluso quemó la estufa, y la jarra.

Genial... Más para pagar...

Para cuando terminó de bañarse (Con agua fría) Eran las cuatro de la mañana. En una hora y media tendría que levantarse para ir al restaurante en el que trabajaba, después iría al estudio del pintor, y luego, regresaría a Scarlatti.

Hermosa rutina.

Se acostó, callendo rendida al instante.

_Ay dios...- Murmuró, antes de que Morfeo prácticamente la secuestrara... Y, si esa frase fuese literal, no tendría para pagar el rescate.

No podía siquiera vender su alma al diablo... Porque su alma, tendría seguro muy poco valor...