Didet (segunda parte)

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Nos dirigimos hacia el pasadizo y de pronto escuchamos que algo goteaba lentamente. - ¿Oyeron eso?- Inquirió Andro un tanto sorprendido. Todos hicimos silencio un instante para que la cámara pudiera captar el leve ruido. - Es agua.- Dijo Ericksen. - ¿Acaso está lloviendo?- Pregunté extrañada. - No, sino el techo también empezaría a sonar.- Respondió Andro. - El sonido viene de allá dentro, capaz se rompió alguna tubería, pero ¿Por qué?- Mencionó el moreno. Hubo un breve silencio. - No lo sabemos, pero lo averiguaremos, así que sigamos.- Animé. Continuamos andando por el corredor y entonces escuchamos como si alguien hubiera movido uno de los muebles tumbados de la sala. - ¿Qué fue eso?- Reaccionó Ericksen volteando la mirada. - ¿Tú no hiciste eso?- Le pregunté. Él movió la cabeza en negación. - Provino de la sala.- Dijo​ Andro mientras iluminaba con la linterna hacia aquel lugar. - De repente fue un gato o un roedor.- Traté de explicar.

Proseguimos el recorrido y al culminar el pasadizo entramos a una de las habitaciones cuya puerta de vidrio se hallaba intacta. Al abrirla rápidamente vimos que todo estaba en orden; la cama estaba tendida y el ambiente parecía estar fuera de contexto a comparación de la sala y el corredor. - Este cuarto debe ser de los padres.- Dijo Ericksen mientras fotografiaba cada rincón del lugar. - Mmmm... no logro construir una buena hipótesis con respecto al crimen.- Pensé en voz alta. - El goteo continúa y cada vez es más rápido.- Comentó Andro. Entonces, de forma repentina, escuchamos un leve siseo. - ¡Una serpiente!- Exclamó Ericksen aterrorizado. - ¿Qué dices?- Le pregunté. - Vi una serpiente, les juro que la vi pasar cuando alumbré ese rincón.- Testificó el moreno mientras apuntaba con la linterna dicha esquina. - Cálmate Ericksen, de seguro fue tu imaginación, tú sabes que la mente suele jugarnos una mala pasada en momentos como este.- Intenté tranquilizarlo. - Eso espero porque les juro que me pareció haberla visto.- Contestó un poco agitado. - Pues aquí no hay nada.- Mencionó Andro al enfocar el rincón. Ericksen se tranquilizó a los pocos minutos y continuamos con la investigación.

Me acerqué a la mesita de noche y tomé el portarretrato familiar. Al verlo sentí mucha pena, pues no podía comprender cómo es que una familia unida y feliz había encontrado la muerte en su propia casa. - Ya no hay nada más que ver aquí, sigamos inspeccionando las otras partes de la casa.- Dijo Ericksen. Dejé la fotografía sobre la mesa y nos preparamos para salir de la habitación, mas en ese instante escuchamos un fuerte ruido en el techo y posteriormente el marramizar de un gato, el cual nos tomó desprevenidos y del susto hizo que corriéramos hacia el patio. - ¡¡Corran mierda!!- Exclamó Andro despavorido mientras salíamos del cuarto. - ¡Au!- Se quejó Ericksen al pasar cerca de la cocina. - ¿Qué sucede?- Le pregunté. - No sé, sentí que algo me picó en la pantorrilla ¿Acaso será la serpiente?- Contestó el moreno asustado mientras se tocaba la pierna. - ¡Carajo Ericksen, ya basta! Ya te hemos dicho que no hay ninguna serpiente aquí, así que tu picadura puede deberse a un zancudo u otro insecto, no dramatices.- Le reproché. - ¿Tú crees que todo es tan sencillo como piensas, verdad?- Me inquirió Andro encarándome. - No es eso, sino que ustedes parecen unos niños al asustarse por todo. Miren nada más, hemos salido corriendo como unos putos todo por un gato techero. De haber sabido que hoy estarían como unas maricas hubiera preferido venir con otro equipo.- Respondí molesta. - Entonces mejor nos dividimos, así investigamos más rápido y nos evitamos rencillas con esta tipa.- Le propuso el moreno a Andro. - Sí, mejor.- Contestó este. - Andro ¿Tú eres estúpido, verdad? Si te apartas ¿Cómo crees que haremos el reportaje si tú tienes la cámara? Si se separa Ericksen me importa un comino, pero tú no puedes irte porque sino la nota saldrá pésima y como consecuencia nos despedirán.- Reclamé. - ¡Ah, qué fastidioso es que tengas razón!- Exclamó el principiante totalmente incómodo. Ericksen simplemente dio la media vuelta y fue a inspeccionar a la cocina.

Andro y yo pasamos cerca del baño y entonces nos dimos cuenta que el goteo provenía de aquella sección, por lo que decidimos ingresar. Apenas pisamos la loza sentimos que un líquido mojaba nuestros zapatos. - Esto no es agua.- Comenté mientras alumbraba el inmenso charco que inundaba el lugar. - ¡No lo vayas a tocar!- Me advirtió Andro sin despegar la mirada hacia el frente y evitando que moje mis dedos con aquella sustancia. - ¿Por qué?- Le pregunté. - Solo mira.- Respondió señalando hacia adelante. Lo que miramos fue completamente aterrador, pues habían tres cadáveres semi esqueléticos; dos grandes y uno pequeño, de los cuales emanaba aquel líquido espeso. Conforme nos acercamos más, un hedor insoportable impedía nuestro avance. - ¿Pero qué ha pasado aquí?- Inquirí asustada. - No lo sé, pero pareciera como si la poca piel que presentan se estuviera derritiendo.- Contestó el principiante con esfuerzo, pues luego de hacer arcadas, vomitó. - Mejor salgamos de aquí, no vaya ser que corramos la misma suerte.- Sugerí. Andro asintió y rápidamente salimos del baño.

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