—No, no somos novios —creo que se está desesperando.

—Y te la follas cuando te da la gana.

—Oliver, por favor —le regaño de nuevo.

—¿Qué quieres que te diga? —le dice tajante Erik— ¿Qué si me follo a tu hermana? sabes la respuesta, no eres un crío.

—No, no lo soy. Y tampoco soy un hombre adulto. Pero como le hagas algo a mi hermana. Como le hagas daño y le hagas llorar, te juro que te haré daño, mucho daño.

—Me parece justo —dice de inmediato—, ahora si me disculpas. Tenemos que ir a un sitio.

—¿Cuántos años tienes?

Erik vuelve a acomodarse en el asiento y suspira. No ha acabado todavía.

—Treinta y dos.

—Eres muy viejo.

—Bueno, y tu muy joven para darme charlas —Erik está teniendo paciencia. Sé perfectamente que lleva una semana horrible y su paciencia se ha agotado.

—Ella es MI hermana. Y no puedes tener un suegro cabrón, pero si tendrás un cuñado cabrón.

—Vale. Se acabó —digo finalmente. Le doy una pequeña palmada en la cabeza—. Erik, levántate y vámonos.

Ladea la cabeza por haberle dado una orden, pero finalmente me hace caso. Me despido de Oliver y no dejo que le diga nada mas. Al entrar en su coche Erik se mantiene en silencio.

—¿Es así con todos los hombres?

—Sí.

—Pues creo que me lo ganaré como aliado.

Ruedo los ojos.

—Le has dicho que te follas a su hermana.

—Eso ya lo sabía. Me ha soltado su mensaje amenazador, ya se siente mejor.

—¿Es que acaso esto es normal?

—¿Qué si es normal? —suelta una risa—. Deberías ver los novios de mi hermana, dejan de salir con ella a la semana.

—¡Erik! no puedes ser así.

—¿No?

—No.

—¿Y eso por que?

—Por que es ridículo.

—No lo es. Entiendo a tu hermano, saber que un hombre se folla a tu hermana no es nada fácil. Es mas, es repugnante. Cada vez que Nika viene con algún chico nuevo a casa...

—Pobrecilla.

—Es lo que hay —se encoge de hombros—. Ninguno es bueno para ella. Lo mismo piensa tu hermano ¿Cómo lleva lo de Mark?

Mal. Muy mal. Verdaderamente mal, cada vez que piensa en ello se pone histérico y como loco. Se enfada con él, conmigo e incluso con él mismo por no haberse dado cuenta. Sí, por no haberse dado cuenta él.

—Lo lleva.

—¿Y tú?

—El juicio es la semana que viene.

—Lo sé.

No se lo había dicho pero sé que es su abogado y que seguramente lo tiene al corriente de todo.

—Creo que nerviosa. Llevo sin verlo... bueno, me mandó esas flores y al día siguiente volvieron a encerrarlo. Todo es extraño a mas no poder.

—No te preocupes. Ganarás y lo encerrarán.

—Eso espero...

—¿Quién irá contigo?

MIA, ERES MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora