Capítulo 5: Perdiendo la cordura.

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El camino a la escuela fue silencioso, menos para Anisa.

No había muchas personas por lo que Anisa no entendía porque escuchaba tantas voces.

—¿Pasa algo, Anisa? —pregunto Laila que vio que su amiga dirigía su mirada a todos lados, mientras buscaba quizás algún grupo de niños hablando para que tuviese sentido tanto bullicio.

—¿Soy yo o hay mucho ruido para las pocas personas que van caminando? —cuestiono Anisa. A lo que sus amigos la vieron extrañados.

—Yo no escucho nada —dijo Aurelio. Zack y Laila coincidieron con él.

Anisa frunció el ceño y siguió caminando, tratando de ignorar las voces que escuchaba demás, lo atribuyo al cansancio y a lo que atribulaba a todos en ese momento: las armas.

Al llegar a clases se dirigieron a sus casilleros para tomar lo necesario que les serviría para las clases que tendrían. Recientemente Zack había decorado su casillero con un pequeño poster de un unicornio, cuando Laila lo vio se destornillo de risa.

—Los chicos malos como tú les gusta los unicornios. ¿Eh, Zack? —dijo Laila entre carcajadas. Zack esbozo una sonrisa floja.

—Me inspiran. Y claro que a los chicos malos como yo nos gustan los unicornios —dijo Zack.

Laila se acercó al casillero de Zack para poder ver el poster mejor, al tocar el casillero una descarga eléctrica la hizo dar un salto. Zack dejo de reír y trato de ver si su amiga se encontraba bien, cuando la toco otra descarga eléctrica tuvo lugar.

—¿Es estática o algo así? —cuestiono Zack con un dejo de miedo en su voz.

—No creo que la estática tenga tanta fuerza —dijo Laila, sus amigos la vieron con preocupación—. No pasa nada, estoy bien. Tal vez sea el unicornio de Zack, que tenga poderes.

Sin prestar más atención la escena con la electricidad se dirigieron a sus clases. Cuando dieron inicio Anisa aun escuchaba voces de más y empezó a temer por su cordura. Empezada la clase de literatura no pudo prestar atención a la lectura dirigida que llevaban el maestro y sus compañeros. La aula empezó a parecerle sofocante y ruidosa. Y agradeció que su asiento estuviese cerca de la ventana, en busca de algo de paz observo a unas ardillas que iban jugueteando cerca de la ventana, pero se sobresaltó cuando encontró a las ardillas hablando, a lo que no pudo dar crédito, definitivamente estaba empezando a asustarse.

—Señorita Pierce —dijo el profesor sacándola de su conmoción—, si es tan interesante lo que hay fuera está invitada a salir de la clase.

—Lo siento, profesor —dijo Anisa casi susurrando.

Lo que resto de clase Anisa se obligó leer el libro e ignorar a ardillas hablantinas. Cuando toco el timbre soltó un suspiro de alivio, recogió sus cosas, y se apresuró a ir a los bebederos para mojarse la cara y quizás así despertarse más de todas esas locuras. Sus amigos preocupados alcanzaron de camino al bebedero.

—¿Pasa algo, Anisa? —pregunto Aurelio.

—Nada, solamente creo que me estoy volviendo loca —dijo Anisa refrescándose la cara con la fría agua.

—Anisa, todos estamos preocupados por lo que dijo Phoenix, pero lo llevaremos juntos —Aurelio en ese momento trato de cerrar el grifo pero cuando acerco su mano el agua salió dispara. El chorro de agua choco precisamente con el director que iba pasando.

Aurelio se quedó paralizado, deseando que la tierra lo tragara en ese momento, a la vez que conmocionado con esa extraña escena.

—Señor Abbott —dijo el director con voz severa a Aurelio—, buenos días para usted también, una mañana un tanto calurosa, ¿no es así?

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⏰ Last updated: Apr 29, 2019 ⏰

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