💕CAPÍTULO 26💕

51 7 4
                                    

Nos encontrábamos desayunando en la terraza. Mi madre platicaba con Joseph, Maya tecleaba algo en su celular,  Víctor… Víctor hacia su  nueva labor que era acosarme con su mirada.

Carraspeé para que mi madre dejara su plática con Joseph,  lo cual funcionó.

— Necesito hablar contigo – cruzó sus brazos.

— ¿A solas? – miré a los lados, todos nos observaban.  Suspiré.

— ¿ Recuerdas cuando fui con Sebas a Monterrey?  - ella asintió con la cabeza – pues…  en donde nos hospedamos conocimos a dos personas mayores – si le cuento que dormí  en la casa de dos desconocidos es capáz de regañarme…  otra vez. – solo nos conocimos por algunas cinco horas y ya nos habíamos hecho buenos amigos.  El caso es que entre pláticas me enteré de la condición de Sara…  cáncer…  ellos son de pocos recursos Sara no ha recibido quimioterapias.

Les prometí ayudarlos pero solo si tú estás dispuesta a ayudarlos – todos permanecían en silencio.

— Entonces tu andas por el mundo de buena samaritana. Tenemos entre nosotros a Tereza de Calcuta– su comentario me molestó.

— Si no puedes hacerlo no te preocupes,  hablaré como papá…

— Mariett yo me ofrezco ayudar a esas personas. – interviene Joseph.

— ¿ En serio? – pregunté maravillada. Él afirmó.

— Sí,  mi hermano es oncólogo y creo que nos puede ayudar…

— ¿ El tío Javier no vive en Francia papi? – prenguntó  Maya.

— ¿ Francia?

— Así es,  habla con... ¿Sara? – asentí – y explicale la situación,  tendría que salir del país si ella accede, el viaje no sería un problema,  yo pagaría todos sus gastos.

— ¿ En serio Joseph?  - el asintió sonriendo.  Me paré de mi silla y lo abracé – enserio que eres el mejor.  ¡Gracias,  Gracias, Gracias!

— Yo ayudaré en lo que haga falta – completó mi madre.  Miraba sus uñas. Después de recriminarme ahora quiere ayudar.  Pero se lo agradezco de todos modos.

— Gracias…

**
Ya por fin terminó el castigo puesto por mi madre.  Ya era libre.
Me encontraba haciendo unos ejercicios de matemáticas en la escuela cuando siento que tocan mi brazo izquierdo. Me giré.

— ¿Me prestas un lápiz – nunca nadie antes me había pedido algo prestado, viniendo de Regina me sorprendió el hecho de que me haya pedido un lápiz prestado,  a ella solo la escucho hablar en las exposiciones,  siempre en receso se sienta en el último asiento de la esquina con un libro en la mano. Le pasé el lápiz desviando mi vista inmediatamente a mi cuaderno lleno de problemas para resolver. -¿ Porqué eres así? – dejé lo que hacía a un  lado y otra vez me giré para verla. 

— ¿ A mí? – solo nos encontrábamos nosotras dos en el aula, ya teníamos receso.

— Sí. ¿A quién más? – sonrió sin mostrar los dientes.

— Pues… ¿ a que te refieres cuando dices que soy así?  No entiendo.

— Te he visto en esta escuela desde que iniciamos la secundaria,  siempre estabas con Camila,  Irene y Gabriela. Luego cuando entramos a último año estás siempre sola,  no te veo con  nadie… siempre estás aislada…  - es mejor estar sola que mal acompañada. Y ellas no eran muy buena compañia, eran o siguen siendo las tarántulas de este colegio.

Amarga Soledad |EDITANDOWhere stories live. Discover now