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❝Las estrellas se pelean entre ellas para admirar tus hermosos ojos.❞


Hogwarts al día siguiente se encontraba repleto de estudiantes angustiados, algunos alegres y otros con sus cerebros apunto del colapso en épocas de exámenes.

—¡Deja de comer, Ron!—reprendió la castaña enojada mirando a su pelirrojo amigo. Ron colocó sus ojos en blanco y optó por fingir no escucharla para seguir deleitando su paladar con aquel sabroso pollo.

Al otro de lado de la mesa de Gryffindor se encontraba Harry Potter con los ojos apagados y unas grandes bolsas que abordaban debajo de esos orbes esmeraldas tan atrapantes, no había dormido lo suficiente y eso se notaba alegue, el motivo era nada más y nada menos que un Slytherin muy idiota de ojos tan plateados como la misma plata, como la luna misma. El azabache no durmió nada pensando en cómo sobreviviría a dormir con su más grande enemigo, eso, incluso para él era un hecho suicida. ¿Es qué acaso Dumbledore me odia?—se preguntó mentalmente el moreno. Y para más colmo, Ronald decidió abrumar más sus pensamientos.

—¡No puedo creer que debas dormir con Malfoy!—rió de forma sonora mientras terminaba de tragar su comida.—¡Eres el niño-con-la-peor-suerte-del-mundo!—el pelirrojo no controlaba su risa y al parecer no planeaba hacerlo, Harry lo miraba enojado—¡Por Merlín, me hago pipí—finalizó Ron bebiendo jugo de calabaza más calmado.

Hermione se alarmó.

—¿Eso es cierto?—inquirió la castaña y al observar a Ron asentir su semblante se tornó preocupado—¡No puedes dormir con Malfoy! ¿Qué pasaría si intenta hechizarte? ¡Es bueno en pociones, él podría darte una po...—Hermione se obligó así misma a callar aquellas locas ideas que venían a su mente, incluso para ser totalmente explícitos no sólo el trío de oro guardó silencio, toda la mesa de los leones silenció sus conversaciones al escuchar aquella voz tan reconocida, tan llena de elegancia como de superioridad; Malfoy.

A Harry le recorrió una corriente de cosquillas por todo el cuerpo, siendo su espalda la más afectada se estremeció completamente justo en el momento exacto de que aquella voz acarició sus oídos con mucho más fuerza de la que otro la escuchó. Malfoy, de nuevo, Malfoy.

—No voy a darle amortentia—contraatacó mirando de forma fija los ojos de Hermione—Y por más que muera por hacerle tragar babosas, Weasley no quiere enseñarme a realizar el hechizo—sus ojos viajaron hasta los azules de Ron y su delgada, fina y rubia ceja se arqueó—, y es una pena ya que con ese encantamiento es muy buen profesor, ¡Te ha salido increíble hace un año!—añadió con ironía dibujada en cada gesto.

La penúltima comadreja de la familia Weasley apretó sus puños con furia, buscó su varita con rapidez. Por suerte, Potter logró entrever los movimientos nada calculados de su mejor amigo y una extraña fuerza interna no quiso permitirle que continuara con su rabieta así que actuó de forma involuntaria y detuvo el puño de Ron—Es Malfoy, no lo vale.

“Es Malfoy, no lo vale" la oscuridad del corazón del rubio casi se rió en su cara sino fuera porqué el orgullo Malfoy fue más fuerte y arrojó a la mierda esas lágrimas que tanto querían salir.

—¿No lo valgo, Potty?

Los ojos esmeralda buscaron con un mínimo desespero los grises y una vez que ellos conectaron en el interior de ambos jóvenes algo revoloteó, era fuerte y se podía describir como una carrera de centauros galopando en el estomago de los aludidos.

—Malfoy—soltó el moreno, le costó soltar palabra después de eso.

Draco Malfoy iluminó su rostro pálido con una sonrisa de suficiencia. Harry de forma automática se preguntó que había pasado con el Draco de hace días, "El muerto andante” como le llamó Ronald. ¿Cómo es qué volvió tan rápido el imbécil de siempre?

Espejo de Oesed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora