13.

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Una vez que tuvo la ubicación exacta del guardapelo y mandó a algunos de sus mortífagos por él, el señor oscuro pudo volver a la mansión Malfoy con su amante para tener una buena ronda de sexo. Extrañamente, lo primero que encontró al llegar fue a Narcissa temblando ligeramente mientras bebía una copa de vino. —Mi Lord. —Ella se inclinó, respetuosa.

— ¿Ocurrió algo cuando no estaba? —La mujer mordió suavemente sus labios antes de asentir con suavidad. Su evidente nerviosismo provocó que la curiosidad de Harry se despertara.

—Los aurores vinieron aquí. —Con su cabeza, señaló a su sobrino. —Lo estaban buscando. Por supuesto, no encontraron nada, afortunadamente sólo yo me encontraba aquí, pero ellos casi descubren que Bellatrix vive aquí.

— ¿Madre está bien? —Harry preguntó en voz baja, un poco preocupado por la bruja. Cuando Narcissa negó, soltó un suspiro audible. —Supongo que era de esperarse.

La mirada que le dirigió la mujer tenía un atisbo de interés. — ¿Qué quieres decir con eso?

—Piénsalo, querida tía. Los Malfoy siempre fueron conocidos como seguidores de Tom por muchas familias de la luz y Dumbledore es un mago muy influyente, ¿Cuánto crees que le costó convencer a algunos aurores de revisar esta casa para asegurarse de que el niño-que-vivió no estaba encarcelado aquí? Debo admitir que fue algo sumamente inteligente de su parte.

—Estoy de acuerdo con Harry. —Voldemort habló, enredando su mano en la cintura del menor posesivamente. —Su astucia me... Sorprende. Sin embargo, aun siguen siendo unos completos idiotas.

—Y eso es lo más divertido de todo. —Harry sonrió, una sonrisa sarcástica y cruel que le provocó terribles escalofríos a Narcissa. No importaba cuan arduamente lo intentara, ella simplemente no podía acostumbrarse al verdadero ser del chico.

Tampoco podía asimilar que este fuese su nuevo sobrino, mucho menos que el señor oscuro lo haya proclamado su amante. Era tan confuso y extraño, retorcido. Aun así, se mantendría callada por la seguridad de su familia y la suya. Era lo mejor.

TMR/HP

Albus miró con recelo su mano ennegrecida. Cada día se sentía más débil por la maldición, lo estaba matando lentamente. Si no fuese por Severus, habría muerto inmediatamente.

Él sabía de la tarea que le fue encargada a Draco. Aún sin Harry, planificó con el pocionista su muerte, todo con la intención de salvar al pequeño Malfoy y, quizá, reducir el horrible suplicio que Harry estaba sufriendo. No pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas, era un pésimo mentor, una horrible persona. En sus hombros cargaba la enorme culpa de muchos acontecimientos de su vida, siendo Potter el peor de ellos.

Sí, el niño tenía que morir para que lograran vencer a Voldemort, pero eso no significaba que tenía que pasar por todo ese sufrimiento. Por primera vez, Albus deseó ser egoísta y dejar que Gran Bretaña se pudriera bajo el mandato del señor oscuro con tal de que Harry se fuera lejos y viviese una vida normal junto a sus amigos.

Por un momento, pensó que era lo mejor.

Paseó por la torre de astronomía, mirando la noche estrellada distraídamente y secando las crueles lágrimas que ensuciaron su rostro. Tales acciones lo tranquilizaban un poco, aunque no lo suficiente para dejar de abrumarse por sus pensamientos.

Fue sacado abruptamente de su zona de confort al escuchar pasos. Draco Malfoy lo señaló con su varita, temblando visiblemente y arruinando su perfecto rostro con una expresión de dolor. En ese momento, Albus supo que iba a morir. — ¡Expelliarmus!

Erfreuliche Folter Where stories live. Discover now