Capítulo 7 El taxi que no cogió

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-Yo no he dicho que sea o fuera tu fan. -dijo intentando mantener la compostura para no reírse cosa que le costaba mucho con Pablo.

Si antes era fan de él, ahora que lo conocía de cerca era aún más fan de él, pero no estaba dispuesta a confesárselo, no de momento. Le encantaba picarlo, era como un niño pequeño a veces y eso hacía que arrastrara a la gente a esa alegría infantil con él.

-Sé que mis composiciones no son gran cosa-dijo haciendo un puchero- ¿pero sigues sin serlo después de escucharme cantar a Silvio?

Miriam no dijo nada, se mordió el labio aguantando la risa y negó con la cabeza.

-Uy eso ha sido un golpe duro para mi negro corazón. -teatralizo haciendo como que le clavaban un puñal. -Y para mi ego, claro.

Miriam no pudo evitar reír a carcajadas mientras Pablo sonreía encantado.

-Creo que debería irme ya o Nerea volverá a buscarme. Gracias por la "no" charla, Pablo, necesitaba despejar la cabeza de otras cosas.

- ¡Ey, no hay nada que agradecer!-dijo mirándola sincero a los ojos. Miriam se puso de pie nerviosa. -Esta zona es más difícil de localizar por los taxis al ser un parque, vente a casa y das mi dirección si quieres, claro. -ofreció Pablo poniéndose de pie también.

Miriam iba a decir que no hacía falta, que no se molestara más por ella, pero Pablo adivinando sus pensamientos le ofreció su brazo y Miriam a eso no pudo negarse.

Agarrados empezaron a caminar de vuelta a casa de Pablo en silencio, un silencio cómodo que ninguno rompió. Ella volviendo a pensar en sus problemas, él pensando en la mujer que llevaba del brazo y el motivo de su disgusto minutos antes.

Enseguida llegaron a la puerta de Pablo, pero no se soltaron. Miriam estaba empezando a sentirse mal de nuevo.

-Creo que voy a tomarme una pastilla cuando llegue a casa y un té. -soltó sin darle mucha más importancia.

- ¿Te duele la cabeza?

Miriam afirmó y de repente le dieron unas ganas terribles de apoyar su cabeza en el hombro de Pablo y quedarse un rato así en silencio y con los ojos cerrados.

- ¿Con esa mata de pelo, no tienes contracturas? No me extraña que te llamen "la leona"-sonrió masajeando con inconsciencia su cabeza y haciendo cerrar a Miriam los ojos con una amplia sonrisa por su comentario.

-Si crees que no puedes aguantar por esa pastilla y ese té, podrías entrar y tomártelo mientras esperas el taxi. -ofreció mientras finamente se separaban.

-No quiero molestarte más, pero si me dejas entrar al baño, te lo agradezco, porque no creo que aguante a llegar a casa. -dijo un poco apurada.

Pablo sonrió y ambos entraron en su casa. Miriam derecha al baño y Pablo a la cocina. Miriam aprovechó para mandarle un mensaje a Nerea, tenía varias llamadas de su novio, de Nerea, de Pablo y de Mireya, decidió obviar al primero y le escribió un mensaje a Nerea diciéndole que estaba bien y que enseguida se iba para casa y que le dijera al resto que no se preocuparan con ella que estaba bien.

-¿Pablo?

- ¡En la cocina!

Miriam entró en la cocina y lo vio trastear con un par de vasos para no quemarse.

-Gracias por todo, creo que voy a ir llamando al taxi...

-Pero ¡espera mujer! que el té está casi, ahí tienes un paracetamol. -dijo indicando con el codo a una bandeja que había preparado a su lado mientras ponía los sobrecitos de té en las tazas.

Miriam se quedó alucinada y muy agradecida por todas las molestias que se estaba tomando Pablo con ella. Él pasó por su lado y fue a colocar las cosas en la mesita de café enfrente del sofá.

-Ya fueron dos veces que has dicho que tienes un corazón negro-dijo acercándose a él y haciendo que él se sentara y la mirara- aquella vez que nos visitaste en la academia y antes en ese banco- aclaró sentándose a su lado. -Yo no creo que lo tengas, gracias Pablo. -agradeció dándole un beso en la mejilla.

Ambos sonrieron y cogieron sus tazas. Empezaron a hablar de todo un poco, de los últimos de los conciertos de él, de la gira con OT de ella.

Miriam se fue relajando con el té caliente y el dolor de cabeza se fue disipando. Gradecía un rato así, después de la pelea de antes. Miró a Pablo mientras le explicaba sobre la primera canción que había cantado en OT, no sabía explicar la sensación que tenía en ese momento, algo placentero y agradable recorría su cuerpo. Pablo era un encanto y si antes de conocerlo ya lo admiraba, ahora sentía que lo admiraba mucho más...


Espero que os haya gustado el capi nuevo y perdonar la demora pero estuve de vacaciones sin el portátil. Gracias por vuestras lecturas y vuestras estrellitas. Comentar todo lo que queráis. 

Sólo añadir que estoy contentísima por Andrés del #TeamPablo, para mí, independientemente del equipo, era el que más se lo merecía. Qué equipazo han hecho los 3 y eso ha tenido su recompensa también. Son increíbles juntos.

Nos vemos en el siguiente capi...

Ellos y un piano: PabliriamWhere stories live. Discover now