"Surgió una idea, de buscar y reunir a un grupo de personas excepcionales y tratar de convertirnos en algo más, para que al necesitarnos libráramos las batallas que ellos no podrían ganar"
Veronica Varano fue una niña a la que luego y a raíz de una...
Al ver que éstas cosas estaban aquí no podíamos engañarnos, sabíamos a la perfección lo que había que hacer, la otra cosa por la que en realidad habíamos venido aquí. Estábamos conscientes de que al traer a Vision a este lugar, los secuases de Thanos iban a tener a Wakanda en la mira e iban a atacar con todo lo que tenían. Si Thanos había enviado a Loki y a los Chitauri hace 6 años, ahora no podía ni imaginarme lo que nos esperaba. Pero ahora éramos más; si Steve, Tony, Bruce, Clint, Natasha, Thor y yo habíamos podido hace 6 años, no había por qué pensar que ahora que éramos más y también teníamos ejércitos no podríamos vencerlos.
En lo que respectaba a Vision, hubiera sido de gran ayuda en estos momentos, pero no se encontraba en condiciones de pelear, si lo habíamos traído a Wakanda era para salvarlo y para protegerlo plenamente. Él no podía morir y no lo decía solamente porque sabía el amor que mi mejor amiga le tenía y el cariño que por supuesto mis compañeros y yo le teníamos. Vision no podía morir solo porque a un genocida como Thanos le daba la vida. Vision, androide o no, era un ser con vida propia, con capacidad de pensar y sentir, y la prueba estaba en lo que le profesaba a Wanda.
Como dijo Steve, no se canjeaban vidas.
Tal vez Thanos y sus compiches estaban dispuestos a sacrificar las vidas que fuesen con tal de cumplir sus propósitos, pero nosotros no, y no nos íbamos a rendir, no íbamos a dejar que inocentes murieran solo porque a Thanos se le daba la gana querer mandar sobre la humanidad y sobre quién debía vivir y quién no. Thanos no entendía el poder de la bondad y de la compasión y no dudaba que estuviese vacío, por eso sus enormes deseos de exterminar a los demás.
Yo no iba a permitir que un maniaco que salió de la nada viniese a querer devastarlo todo.
Sabía que ésta sería una de las peleas de mi vida y estaba dispuesta a luchar con todo de mí.
Las personas como Thanos creían que se podía hacer su santa voluntad, pero se equivocaban, porque mientras hubiese una sola persona que no se sometiera, no podrían ganar.
Troné los dedos de mis manos y me dispuse a no darme por vencida.
Estaba dispuesta a dar hasta mi último aliento y poner todo mi esfuerzo para que Thanos y sus ejércitos no salieran victoriosos el día de hoy.
—Wanda, en cuanto le quiten la gema de la cabeza, vuélala ¿Ok?—ordenó Steve.
Mi mejor amiga asintió y pude sentir en ella los nervios que la carcomían.
—Eso haré.
—Evacuen la ciudad—ordenó el rey—activen todas las defensas y denle a este hombre un escudo—finalizó refiriéndose a mi novio.
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Steve asintió y luego caminó hacia mí, para tocar mi espalda y caminar conmigo.
— ¿Estás lista para esto?
Seguía preocupándose por mí a pesar de que conocía mis capacidades a la perfección, se preocupaba justo como una vez me dijo mamá que él siempre lo haría.
Su preocupación por mí era recíproca respecto a la mía por él, y me puso a pensar en varias cosas. Ahora no quería dejar nada sin decir, porque a pesar de que tenía mi mayor disposición a ganar y tenía las mejores expectativas, pensaba que era mejor no guardarme nada para después, solo así iba a poder poner todas mis fuerzas en la batalla que se avecinaba.
—Claro que sí—respondí sin dudar y entonces posé mis manos en sus mejillas—. Pase lo que pase hoy, quiero que siempre pienses en algo que ya sabes y quiero que lo tengas muy presente: siempre, no importa la circunstancia que sea, siempre hay una luz en toda oscuridad, incluso cuando todo parece perdido. Y tú, seas Nómada, seas el Capitán América, siempre das lo mejor de ti a otros, eres un hombre extraordinario, no quiero que jamás pierdas eso ¿Entendiste? Eso es lo que me hizo enamorarme de ti en primer lugar, Steve. Mientras yo esté luchando a tu lado sé que no hay nada que pueda salir mal, toda la vida voy a confiar en ti y siempre te voy a seguir a donde quiera que vayas.
Steve esbozó una pequeña sonrisa de conmoción y tal vez incluso llena del amor que sentía por mí.
—Por eso te adoro, mi preciosa Ronnie, todo el tiempo ves lo mejor que hay en mí, lo que hay dentro de mí. No me cansaré nunca de decir que eres mi faro de luz y quien siempre me hace continuar. Yo también te seguiré a cualquier parte, siempre, es una promesa, mi amor.
Me dio un beso en la frente y mientras lo hacía, yo cerré los ojos y bajé mis manos hacia sus antebrazos.
Esta era la primera vez que me llamaba "mi amor" y podría decir que eran las palabras más bonitas que había escuchado en toda mi vida, porque venían de él.
Cuando se separó de mi frente volví a abrir los ojos.
—Yo también te adoro, con todo mi ser, Steve Rogers, no quiero lo olvides ¿ok?
Nos estábamos diciendo todo lo que después no había tiempo de decirnos, y eso me hizo liberarme de cierto peso.
No cabía duda que al luchar a su lado no había nada que pudiese hacerme titubear.
Torcí la nariz, y le di la mirada que ponía cuando estaba dispuesta a aceptar cualquier reto, una mirada de absoluta seguridad.
—Ahora hay que prepararnos para vencer a esos malnacidos. No han conocido a los Vengadores, porque eso es lo que somos y no voy a negarme ese nombre solo porque a unos idiotas se les ocurrió quitárnoslo porque no entendían lo que estábamos dispuestos a hacer. Es el momento de demostrarles de qué estamos hechos, Rogers, y de volver a ser lo que éramos.
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