.Algo más que la amistad.
―¿La quieres? ―hable ofreciendole mi abrigo―
―Gracias ―me la quito de las manos y se cubrio―
―Deberias ponerte el abrigo sin camiseta ―trate de no ponerle mucha atención a mis palabras―
―
¿Acáso quieres verme sin camiseta? ―enarco una ceja―
―Claro que no ―¿en serio? Estoy peor qué un tomate― Puedes cojer un resfriado o peor aun mojar mi abrigo ―dramatizo―
―Si claro ―hiso lo que le dije, no pide desviar la mirada―
―Mirate, pareces un tomate, que tierna ―pellizco mi mejilla―
