Capítulo 2: Falsa Alarma

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Viernes 9:16 p.m


—¿¡Tú eres tonto!? —Dijo Tommy con una seriedad que sobrecogió al grupo —Es la cabeza de un maniquí.

—Julian eres imbécil en serio. ­—Erika lo miró con desdén.

—Qué sosos sois, solo era una broma porque estabais todos muy tensos... ­—Su mirada pedía perdón.

—Chicos lamento ser siempre el que cambie de tema, pero se puede saber ¿para qué coño nos han dado la cabeza de un maniquí? —Preguntó Daniel tratando de conservar la calma.

—Bueno, no hables en plural, te la han dado a ti. —Respondió Tommy.

­—Será una broma...— Intervino Rachel.

­—¿Te parecía una broma el tipo que me la ha dado? ­

—Bueno, quizás deberíamos examinarla para asegurarnos que no significa nada... ­—Dijo Erika mientras miraba al maniquí a los ojos.

—Si queréis podemos ir a mi piso, mis compañeros no van a estar en todo el finde y es el más cercano. ­—Propuso Tommy.


*Todos estuvieron de acuerdo y pusieron rumbo a su edificio que estaba a unos veinticinco minutos andando.*


Viernes 9:44 p.m


*Llegaron al portal de Tommy ya entrada la noche.*


—Qué caminata, estoy hecho añicos... —Resopló Julian.

—No sería para tanto si no estuvieses todo el día jugando al "LoL". —Le regañó Rachel.

—En en el "LoL" nadie me dice qué hacer, soy yo quien lo dice. —Dijo Julian pensando en su elevado nivel de juego.


*Subieron hasta la segunda planta que era la de Tommy.*


­—¿Qué coño hace mi puerta abierta? —Tommy se quedó con la mirada perdida.

—Tío que miedo, no pienso entrar ahí dentro. —Erika se escondió tras Danny.

—Vamos tío, se la habrá dejado abierta algún compañero tuyo. ­—Quiso mantener la calma Daniel.

—Mis compañeros están todo el fin de semana en Suecia. Tenían el vuelo a las diez de la mañana. ­

—¿Y si te la dejaste tú al dejar a tu perro? —Quiso saber Rachel


*Tommy entró corriendo.*


—¿¡Ringo!? ¡Ringo, ven aquí chico! —La desesperación se apoderó de Tommy qué empezó a silbar.


­

*Tommy salió al rellano del portal y empezó a mirar por todos lados como si los demás no existieran.*


—Yo cerré bien la puerta. —Dijo bajando las escaleras. —Voy a buscarlo, en la nevera hay pizza de ayer y cervezas, servíos.

­—¡Hecho! —Dijo Julian mientras entraba y se quitaba los zapatos.

—¡Espera, voy contigo! —Exclamó Erika. —Quedaos vosotros. Si aparece o pasa algo raro, nos llamáis.

­—Vale, tened cuidado. ­—Dijo Rachel dándole un abrazo.


*Entraron en el piso y se pusieron a cenar mientras se iban pasando la cabeza del maniquí.*


—Yo creo, que quieren jugar con nosotros como si fuésemos maniquíes. ­—Dijo Julian en tono tenebroso.

—Demasiados videojuegos. —Recriminó Rachel. —¿Y si hay que buscar el cuerpo del maniquí?

—¿Y si es una amenaza? Como las de las mafias cuando les debes dinero. —Se preocupó Daniel

—¿Le debes dinero a alguien? —Preguntó Julian.

—Bueno, le debo una ronda de chupitos a Erika...

—Ahí lo tenemos. Ahora todo encaja. —Rieron al unísono.


*Acabaron la pizza y las cervezas empezaron a acumularse en la encimera de la cocina.*


Viernes 23:36 p.m


—Pues yo creo que hay que abrir la cabeza, a lo mejor tiene algo dentro, no como tú Julian. —Dijo Rachel mientras reía sola.

—Ja. Ja. Que graciosa la borracha. —Se burló Julian. —No sois capaces.

—¿Qué no? Dame el cuchillo de sierra Rachel. —Daniel se envalentonó.

—¡Ese es mi Danny! —Lo alentó Rachel.


*Tras unos minutos de resistencia, el plástico cedió y se abrió en dos como un melón.*


­­—¿Es eso lo que creo que es? —Dijo incrédulo Daniel.

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