"Nicholas, Harvey y Sabrina tienen un trío", Parte 1: Sabrina conoce a Nick

3K 64 17
                                    

5 DÍAS DESPUÉS DEL "BAUTISMO OSCURO DE SABRINA".

Como ya sabéis, Sabrina, el día de sus dieciséis años, complicó su situación al no firmar el libro de la bestia y al no renunciar al mundo mortal que conocía ni sus amigos, después de un juicio en el concejo de brujas se determinó que Sabrina podría llevar una doble vida pero con algunas condiciones, parte de ellas incluía una orden que consistía en que Sabrina sería forzada a asistir a nueva academia llamada "Academia de Artes Oscuras", donde básicamente aprendería hechizos, conjuros y todo acerca del mundo de las brujas y hechiceros.

La promesa que Sabrina le hizo a Harvey de perder su virginidad con él por obvias razones no pudo ser cumplida, Sabrina no lo sabía pero ese fue el inicio del mejor acontecimiento de su vida.

PRIMER DÍA DE SABRINA EN LA ACADEMIA DE ARTES OSCURAS —¿QUIÉN ES NICHOLAS SCRATCH?—

Sabrina estaba nerviosa, era su primer día en la Academia de Artes Oscuras, la cual por obvias razones no se relacionaba absolutamente para nada con su escuela en el mundo mortal que tras de ser normalmente aburrida, no tenía grandes descubrimientos para su vida, sabía que ni siquiera una nueva lección de su asignatura favorita se comparaba con lo que iba a aprender en su nueva academia lo cual sería trascendental en su nueva vida. Sabrina sabía que ser una bruja y una mortal a la vez no iba a ser nada fácil.

Sabrina despertó con el mismo nerviosismo con el que se fue a la cama, en su cabeza solamente rondaban las dudas. Las típicas preguntas para alguien que no comprendía el inicio de un cambio, en el caso de Sabrina, realmente no tenía ni idea en qué se basaba este nuevo y totalmente visionario método de aprendizaje por así decirlo.
"¿Qué sucederá?", "¿Haré amigos?", "¿Tengo habilidades para ello?", eran algunas de las preguntas recurrentes en la cabeza de Sabrina pero no podemos culparla, es una bruja mitad mortal de 16 años que está a apunto de dar un paso definitivo en su vida.

Sabrina llegó a su Academia, la cual estaba escondida entre una vieja vía de tren abandonada, la Academia de hecho era una antigua estación. La fachada, se presenciaba algo descuida, había gritas, la pared tenía un color sucio y opaco que denotaba falta de mantenimiento. A abrir la puerta, todo era absolutamente distinto, tenía una presencia arquitectónica oscura, colores neutros inclinados a todos negros y grises y lo que más le llamó sin duda la atención; una estatua de Baphomet, en el centro.

Sabrina, ingresó a la Academia poniendo sus ojos en cada detalle, estaba tan concentrada tratando de descifrar estas nuevas figuras y formas que sus ojos presenciaban que no vio llegar a un hechicero cuya intención era dirigirse hacia la nueva chica distraída en su academia.

Sus ojos eran marrones oscuro pero con una mirada penetrante, hasta el mismísimo Señor Oscuro se perdería en ella, era una mirada tan atrevida, tan tentadora que sin dudas era su mayor encanto, tenía cejas pobladas, una boca con labios gruesos e irresistibles, el término correcto para describir la perfección del grosor de sus labios era "totalmente besables", tenía un cabello negro, desordenado que acompañaba tan bien el resto de sus rasgos que parecía hecho a mano, puesto hebra por hebra por el mismísimo Lucifer con el propósito de tentar a cualquier humano que lo detallase, su cuerpo era atlético, incluso con el uniforme de la Academia, podía notarse que sus brazos eran fuertes y grandes, perfectamente trabajados.
Sus piernas se veían tonificadas y gruesas y no hacía falta ver bajo su jersey para notar que tenía unos abdominales perfectamente marcados. Este chico sin duda era convencionalmente atractivo, encantador y tenía la dosis de perfección correcta que solo un demonio con el propósito de embaucar y seducir a sus víctimas poseía.

Este misterioso hechicero, le dijo a Sabrina:
— Vaya, no sabía que aún mi vista y demás sentidos tenían la capacidad de sorprenderme al ver una mujer tan bella.

Sabrina, sonrojada ante sus halagos pero presintiendo que este hombre era un jugador, casanova y un gígolo, decidió responderle con decencia pero a la vez haciéndole saber al joven depredador, entre líneas, que no iba a ser otra de sus presas:
— Hola.

—¿Eres nueva aquí?— dijo Nick.

—Tú mismo lo dijiste por la forma en la que me describiste, sé que sabrías si me hubieses visto antes— dijo Sabrina manteniendo una mirada fría, sin templanza y sin proyectar emoción alguna.

—Hermosa y suspicaz, cada vez me sorprendo más de estar sorprendido contigo, ¿al menos puedo saber por ahora tu nombre?— dijo Nick con una mirada penetrante y una sonrisa pícara y con evidentes dobles intenciones.

—Sabrina Spellman.

—Así que la persona en romper mi corazón, se llama Sabrina, aunque no lo preguntaste mi nombre es Nicholas Scratch pero me llaman Nick recuérdalo bien, presiento que nos vamos a romper el corazón mutuamente— dijo Nick.

—Me quedaría teniendo este tipo de charlas sarcásticas y predecibles contigo todo el día, pero es mi primer día y quiero llegar rápido a clase.— dijo Sabrina con la misma mirada de serenidad y seriedad. Decidió alejarse de la escena, pero mientras caminaba se dio cuenta de algo importante que al momento de la charla, se determinó a ocultar:

Sabrina no supo si fue por la seguridad que proyectaba Nick, si fue por su belleza, si se dejo seducir por sus encantos, pero sintió algo que nunca había sentido con otra persona (ni siquiera con Harvey), lo describiría como una chispa pero eso sería demasiado cliché, lo que Sabrina sintió fueron juegos pirotécnicos en sus entrañas, en su interior sus emociones y sentidos estaban recreando el 4 de julio, era inevitable. Sabrina, había sentido una profunda atracción hacia ese joven hechicero con su innegable perfección y su indudables encantos.

¿Qué iba a hacer Sabrina para sacárselo de la cabeza los días siguientes?

Por parte de Nicholas, no solo sintió una fuerte atracción hacia Sabrina sino que también sintió deseo de posesión y necedad, pues estaba decidido a mirar ese hermoso rostro cada vez que se despertara, al abrir los ojos después de un apasionado beso, incluso al dar su último suspiro y sí, incluso encima de él, gimiendo, gritando, rogándole por más y a punto de venirse.

Las Lujuriosas Aventuras de Sabrina (y su mundo)Where stories live. Discover now