Recordando a Leti (Mi primera infidelidad)

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Leticia, ella me gustó mucho antes de estar con Rosa, para aclarar Rosa fue mi segunda ex, Leticia la conocí en un Centro Comercial gracias a un evento que hubo, de hecho gracias a Leti, conocí a Rosa y aunque Rosa no me gustó al principio terminé siendo su novio, claro eso tomó que fuera a visitarla cada día a su casa, y no me molestaba terminé compartiendo más con Rosa que con Leti y aunque me le declare a Leti primero, ella me rechazó; ya tenía novio.

Me consideraba un hombre que respetaba relaciones ajenas, y decidí ser su amigo. Por otra parte no tenía intenciones de ser novio de Rosa, pero bueno pasó el tiempo y ella me fue gustando, hablábamos de varios temas en común pero especialmente arte.

Mi relación con Rosa fue al principio lo que yo llamo una relación de montaña rusa, lento, luego todo muy lindo, fuego en nuestros corazones, cuerpo, mucho amor y luego nada, quise hasta casarme con ella, pero supongo que eran ilusiones estúpidas; si estaba ilusionado, recuerdo que todo comenzó a irse al carajo cuando entré en mi computadora para jugar un rato, pero primero quería entrar en las redes sociales para hablar con ella, y pues como ambos teníamos la misma foto de perfil, no me fije que dejó una de sus cuentas abiertas y así fue como un mensaje sorpresa derrumbó la relación, ella me había dicho que hoy no fuera a su casa porque estaría haciendo un trabajo de la universidad, vaya que el trabajo de la universidad se llamaba Daniel.

No le dije nada, ni la llamé, cerré la cuenta, abrí la mía y fingí que nada paso, el dolor que sentí en el pecho se sentía tan real que creí estar loco, no es que fuera masoquista para dejarle pasar todo eso, es que quería ver hasta donde llegaba ella con su mentira, y ver por qué no me dejaba si cada viernes tenía que hacer un trabajo con Daniel. Me quedé callado.

Comencé a visitar a Leticia los viernes, yo le decía que iría a jugar un rato con Leti, cosa que era cierta, hasta que pasó lo que pasó; ya tenía como tres semanas visitándola, y pues ella estaba muy cariñosa, no la culpo la trate como una princesa esos días, siempre estaba sola en su casa puesto que sus padres trabajaban, y su novio bueno, él no podía visitarla los viernes.

Ese viernes Leticia me escribió al celular y me pedía que fuera a su casa para ayudarle con un análisis, para cuando llegué eran como las once de la mañana, ella estaba recién bañada, su cabello aun goteaba, y afloraba un aroma dulce, era ondulado, cargaba puesto un short y una franela, sus largas piernas, blancas y voluptuosas no dejaban de llamar mi atención, sus caderas estaban marcadas por el short, debo confesar que me quede como un estúpido mirándola, detallando su cuerpo mientras abría la puerta.

Tuve que apartar la vista y hacerme el loco, ella me saludo con un abrazo y un beso en la mejilla, sentí en mi pecho como sus senos no los cubría ningún sostén bajo esa franela holgada. Pase hasta la sala y allí me quede sentado esperándola; pensando en cómo coño hacer para evitar mirarla y no querer devorarla, mi instinto me lo pedía a gritos, pero bueno a pesar de todo no soy un hambriento y mientras ella buscaba sus cosas en su cuarto, me mentalizaba para poder sobrevivir a Leti.

Confieso que no pensé en Rosa en el momento que estuve volviéndome loco por Leti, ni recordaba que tenía novia y mucho menos me preocupe por el novio de ella, simplemente cuando Leti salió del cuarto y se sentó a mi lado, cruzando las piernas dejando muchas cosas a la vista, tuve como un momento en el que hable conmigo, siempre tenía una voz o un presentimiento que me decía que todo iba a salir como quería, así que empecé a tomar su mano, como una especie de juego, en el que ella parecía disfrutar, luego le mire fijo, y acerque mi rostro lentamente al de ella, supongo que la tomó por sorpresa pero por alguna razón ella no se apartó, se quedó callada, pero había esa sensación en el ambiente, esa de cuando dos almas se quieren comer.

No perdí la oportunidad y la besé, fue un beso pequeño, tímido, y luego el calor se hizo presente en ambos así que comencé a morder sus labios, mis manos comenzaron a dibujar su cuerpo mientras mis ojos se mantenían cerrados por el beso, efectivamente no cargaba sostén, me olvidé de Rosa, de Daniel y hasta de mí.

Ese viernes, disfruté a Leti tanto como pude. No me arrepiento.

P.D.: No te culpo Rosa, todo lo hice por mí y no odies a Leti.

Andrés. 

Memorias de un CondenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora