Había pasado un año desde que Marinette termino su primera relación, gracias a Alya lo había superado rápido. Ya no le dolía verlo con alguien más, ahora cuando pasaban frente a ella, la azabache los ignoraba.
Durante ese año Marinette había hecho muchos amigos, y esta vez no era por su dinero.
En la hora del almuerzo, la ojizarca y la morena charlaban tranquilamente hasta que una pelinegra y una rubia se les acercaron.
- Hola chicas- Saludo la rubia alegremente.
- Hola Rosita, Juleka- Dijo la morena.
- ¿Qué se les ofrece? - Pregunto Marinette.
- Quiero invitarlas a una pijamada en mi casa mañana- Dijo la de mechas moradas.
- Por mí, bien- Respondió Alya.
- No lo sé, no creo que mis padres me dejen.
- Por favor, Marinette- Suplico su amiga- Convéncelos.
- Lo voy a intentar, pero no les prometo nada.
Después de clases, afortunadamente los padres de la azabache estaban en casa, ella les estuvo rogando el resto del día, pero ellos no accedían. Ella era tan terca que no se rindió, Tom y Sabine ya cansados le dieron permiso con tal de que llegara antes del mediodía, hablarían con Tikki para que estuviera pendiente ya que ellos trabajaban el domingo.
El sábado a las 6, Marinette estaba haciendo su mochila, solo empacaba lo necesario.
Alya le escribió avisándole que ya iba por ella, la ojizarca también tuvo que convencer a sus padres de que Carlos no la llevara.
Minutos después Alya se presentó en su puerta y se fueron. Al llegar se dieron cuenta de que la pelinegra vivía en una casa-bote, Juleka y Rosita las estuvieron esperando afuera.
Ya en la habitación de la de mechas moradas, decidieron jugar verdad o reto con una botella.
- Alya ¿Verdad o reto? - Preguntó la rubia.
- Verdad.
- ¿Por qué terminaste con Nino?
- Mejor elijo reto.
- No se puede- Dijo la azabache- Además, yo también quiero saber la razón por la cual terminaron, nunca me lo has dicho.
- La razón es que... Me enamore de alguien más...
- ¿Quién es? - Preguntó la pelinegra.
- ¡Oigan! Se supone que es una pregunta- protesto.
Volvieron a girar la botella y esta se detuvo apuntando a la anfitriona.
- ¿Verdad o reto? - Preguntó la franco-china.
- Reto.
- Te reto a... Tomar un vaso lleno de gaseosa con leche.
- Me gusta ese reto- Dijo la pelinegra.
- ¡A la cocina! - Gritó la rubia.
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