Capítulo 33: Por poco te beso

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—Nooo —se quejó —Un ratito más.

—Oriana—rió él —Si nos vamos ahora vas a poder dormir más cómoda en tu cama.

—Dormir contra ti también es muy cómodo.

Entonces abrió los ojos para mirarlo. A Paulo se le cortó la respiración, realmente estaban cerca, a escasos centímetros. Oriana se olvidó de cómo respirar. Todo su cuerpo fue consciente de la cercanía de él, del calor y PROTECCIÓN que le brindaba. Ahora que lo tenía así de cerca podía apreciar perfectamente el marron de sus ojos. Pequeñas motas de un color grisáceo se esparcían por su perfecto iris y sus pupilas negras se agrandaban cada vez un poco más.

Ella se mordió el labio inferior mientras sin intención bajaba la mirada a la boca masculina. ¿Era normal las ganas terribles que tenía de besarlo? No, no lo era. Encima se veía demasiado bien con aquella expresión de recién levantado, algo despeinado y mirándola de manera tierna. 'Al diablo con todo' pensó Paulo. Él tenía que besarla, quería hacerlo. Acercó su rostro un poco más al de ella. Solo para ver si se alejaba. Oriana no se alejó, sino que también se acercó un poco.

Cerraron los ojos y se acercaron otro poco. Sus labios rozaron los de ella. Fue una pequeña caricia que hizo estragos en él. Se alejó un poco para observarla. Ella tenía los ojos cerrados y los labios levemente separados para él. Sonrió bobamente y volvió a acercarse. Pero se detuvo al escuchar aquel peligroso sonido. Lentamente abrió los ojos para observar lo que justo había detrás de Oriana. Se paralizó al ver que era nada más y nada menos que una maldita serpiente de cascabel y agitaba su cola, enojada.

— ¿Paulo? —inquirió ella y abrió los ojos para mirarlo.

—No te muevas —murmuró él.

—Pero, ¿Qué sucede? —quiso saber.

—Tú solo quédate quieta —le ordenó.

La cascabel seguía agitando su cola con furia. Paulo sabía que si Oriana hacía algún movimiento la serpiente iba a atacar. Pero tenía que sacarla de allí.

—Paulo, ¿Qué pasa? —dijo ella.

No entendía nada. Él iba a besarla, pero de repente no lo había hecho.

—Voy a moverte hacia mi lado, Oriana. Hay una serpiente detrás de ti...

Ella se tensó al instante.

— ¿Una... serpiente? —inquirió nerviosa.

—Tranquila, no voy a dejar que nada te pase —le aseguró.

Ella solo pudo asentir. El miedo recorría cada parte de su ser

—Voy a contar hasta tres, bonita y te voy a pasar para este lado ¿Si?

Volvió a asentir. Ni siquiera se animaba a hablar

—Uno... dos... tres...

La alzó rápidamente de una manera tan natural y fácil que Oriana pensó que no pesaba ni un gramo. La rodó hacia su lado y entonces él sintió un fuerte pinchazo en su hombro derecho. Siseó por lo bajo.

— ¡Paulo! —exclamó Oriana

Observó como la serpiente se alejaba a toda prisa de ellos. Se acercó a él y vio como la remera comenzaba a llenarse de sangre justo en su hombro

—Oh por dios, Paulo...

Simplemente le desgarró la remera para ver mejor la herida.

—Oriana —dijo él algo agitado —Ve a buscar un poco de ayuda

Mi SalvajeWhere stories live. Discover now