0.09 -Mi pequeño ángel

439 60 10
                                    

—Ju-Jungkook —Soltó con un hilo de voz casi inaudible.

Escuchar la voz de una persona que creíste, por un segundo, que se había ido de tu lado, sin duda era una sensación reconfortante, pero que al mismo tiempo, te rompía cada rincón de tu cuerpo.
Jimin, al escuchar la voz de Jungkook, sintió como su corazón se azotaba fuertemente en su pecho y la piel de su mano que tocaba los dedos de su amigo, empezaba a arder. Su labio inferior empezó a temblar y ni una sola palabra podía salir de su boca.

«¿Por qué te siento tan lejos...?»

—Mochi, él... Yo... —Kook empezó a decir palabras sueltas y sin sentido, difíciles de entender por tener la mascarilla de respirar en su rostro.

Apretó la mano de Jiminie y tras agachar su cabeza, la habitación que tenía un silencio abrumador, desapareció; apareciendo un sonido aún más doloroso: Jungkook estaba llorando.
El cuerpo de Jeongguk que anteriormente parecía fuerte, sin ninguna debilidad, se encontraba expuesto, parecía un conejito mojado por la lluvia, tiritando y llorando.

—Él me salvó, yo... —Kookie hipaba, intentando vocalizar, aunque era prácticamente imposible. Los pequeños sollozos que salían de sus labios eran graves y una tortura para el más pequeño.

No sabía cómo reaccionar, pero no se podía quedar quieto en su sitio, cuando una de las personas más importantes para él estaba a su lado llorando y con un rostro demacrado. No podía permitir que el miedo lo bloqueara. Tenía que demostrar que era fuerte y que Jungkook podía contar con él.

Hyung... ¿Quién, quién te ha salvado? —Jimin se había levantado para sentarse al borde de la cama para acariciar la mano del mayor, con cierta calidez que él solo podía otorgar al pelirrojo.

—Mi... él... —Se arrancó el aparato respiratorio de repente, haciendo que el menor diera un pequeño respingo—. Maldita sea, ¡maldita sea! —gritó asustando a ChimChim. Jungkook se auto-abrazó, mientras se movía levemente de atrás hacia delante, como un vaivén de un columpio—.

—Ca-cálmate, Kookie Hyung...

—No puedes irte..., ¡Mochi! —Sollozos desgarradores se hacían presentes en el cuarto, poniendo el corazón del menor que veía el panorama, en la garganta.

¿Quién dijo que los chicos no lloraban? ¿Quién dijo que eran fuertes? Porque sinceramente, ver a un hombre llorar es lo más doloroso que una persona puede presenciar, o por lo menos, eso creía Jimin.
Ver a su amigo desfallecer en su asiento, como si su mundo ya no tuviera sentido, ver al pelirrojo abrazarse como si un frío gélido invadiera su cuerpo y nada pudiera hacerlo entrar en calor, sofocaba la mente de Jimin. Él no sabía que hacer, de nuevo, sentía que podía perder a su amigo.

Jimin había entendido lo que quería expresar Jungkook.

Kook parecía perdido, se encontraba desorientado en este mundo, en este mundo que día a día se encarga de recordarte que la vida no es bella, sino bellaca, y que puede arrebatarte lo que más amas en menos de un segundo. El mundo en muchas ocasiones te somete a una tortura que parece no tener fin. Algunos tienen enfermedades, otros se sienten solos y no tienen a nadie, otros se sienten frustrados y sin ningún sueño, otros pierden a algún familiar.

¿Por qué hay más dolor que felicidad? ¿Por qué tenemos que recordar más los malos momentos que los buenos? ¿Acaso el ser humano llegará a ser feliz, y poder llegar a sonreír sin ser hipócritas? ¿Acaso Jeongguk podrá conseguir la felicidad y el amor que merece?

Cuando sientes que al fin puedes alcanzar la paz en tus días, un día desgraciado puede arrancar el poco castillo de cartas que habías levantado, en un mar de cenizas. Y, aunque intentes estar con esas personas que necesitan tu ayuda, sabes que el dolor permanecerá un tiempo en sus corazones, Jimin también pasó por una pérdida: él también perdió a su madre.

Miedo al Amor » Kookmin [BTS] #1CWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora