Capitulo 2 Adaptandose a las nuevas reglas

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-¡Tiioo! Bendición. ¿Cómo estás? -saludo Sofía de 11 años corriendo hacia su tío favorito, Arturo, apenas entro por la puerta de su hogar. Era la hija menor de su hermano.

-Hooola princesa. Dios te bendiga. Yo estoy muy bien ¿y tú mi amor? -pregunto con una sonrisa alzándola de brazos.

-¡Súper tío! ¿y mis primos?

-Están bien mi vida. Te mandan saludos -respondió con voz amable, recordando de repente el motivo por el cual había venido a visitar a su hermano. Para pedirle consejos sobre cómo disciplinar a sus hijos sin que estos lo odiaran.

Mario, era el presidente de la empresa donde Arturo trabajaba, pero no había podido asistir hoy porque se encontraba de viaje, regresaba en la tarde. Por lo que al salir de su jornada laboral paso de largo hacia la casa de su hermano mayor, a hacer la visita.

Gladis, la cuñada de Aturo, salió también a recibirlo con una sonrisa y detrás de ellos venían mis otros dos sobrinos.

-¡Hola tío! ¿Bendición? -expreso Ricardo, el mayor, tenía 18 años.

-Dios te bendiga hijo.

-Tiio... ¿cómo estás? ¿Y mis primos? -saludo el que faltaba de los sobrinos de Arturo, Tomas, de 15 años.

-Deben estar en la casa. Al salir del trabajo me vine directo para acá, no me dio tiempo de pasarlos buscando.

-Vaaale -contesto achicopalado-me los saludas.

-Claro que si.

Al entrar a la casa, los niños se dispersaron a seguir haciendo las actividades que estaban realizando. Gladis serbio a su cuñado un pan con café con leche, por cortesía.

-Gracias -contestó-. ¿y Mario no ha llegado?

-No, pero ya debe estar por llegar. Espéralo. Y cuéntame, ¿cómo te ha ido en estas primeras semanas aquí en Canadá? -me pregunto mi cuñada con una amena sonrisa. Ella se caracterizaba por ser una mujer amable, cariñosa y trabajadora.

Solté un audible suspiro. En señal de frustración.

-En el país me está yendo bien gracias a Dios. Los vecinos son muy agradables y en el trabajo, el día hoy, creo que me adapte bastante bien. Ya cuando llegue a casa les preguntare a los chicos que tal les fue en su primer día de clases-resople-. Vine a visitarlos porque el único problema que tengo ahora. Son precisamente ellos.

-¿Cómo así? -inquirió Gladis, frunciendo su entrecejo.

-Como ustedes bien saben y estoy consciente que siempre me lo han critica...

En ese momento se escuchó un fuerte sonido proveniente de la puerta principal, Arturo volteo y se dio cuenta de que el que había llegado había sido su hermano. Se levanto y lo saludo con un fuerte abrazo.

-¿Cómo estas Arturo? ¿Qué tal te fue hoy en la empresa? -le preguntó sentándose donde se encontraba su esposa y su hermano.

-Bien gracias a Dios, me fue bien, creo que me estoy adaptando bastante rápido y el idioma no fue impedimento.

-Qué bueno, me alegro por ti hermano. Ya yo si mañana voy a la compañía. Hoy tuve un día agotador. Estaba haciendo negocios con mi socio en otro estado para expandir a nivel internacional la empresa. Queremos tener una franquicia en Panama y en Mexico.

-Eso es genial. Me gustaría ser parte de eso si no hay problema.

-Claro que sí. Pero de eso hablamos mañana. ¿Cuéntame cómo están los niños?
-Bien ellos están bien. Y ese es el motivo de mi visita como le comentaba a Gladis.

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