ESCENA 11

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Cuadro 10


Turua y Tiki llegan donde esta Ahio, pero no lo ven.

Ahio: (Enojado) ¡Maldito Tiki ahora sí que terminaremos nuestro duelo!

Tiki: (La mira enamorado) Bella luz que aflora del cielo, hasta tu nombre le da crédito a lo hermoso, tus ojos son el reflejo del mar en la primavera más florida. Llenas mi corazón de luz con tu compañía. Debería casarme contigo y no con Maru.

Turua: Amor, necesito tu fuerza para revelarme frente a mi destino, en tu regazo no tengo miedo y puedo revelarme hasta en contra de los mismo dioses. Eres mi sustento, bella que me cobija de este cruel destino. Bésame para olvidar que estaré en los brazos de otro pensando que eres tú.

Ahio: Yo, tampoco quiero casarme contigo. Esta todo mal una tormenta de infidelidad está inundado nuestros futuros (Nadie lo escucha).

Tiki: Soy veloz como el viento y contigo hasta el tiempo se detiene. Ven acompáñame a huir aunque nos cueste la muerte (Mutis).

Ahio: ¡No! ... No es necesario morir. ¿Por qué no me escuchan? ¡Maldito Ermitaño de oro! (Aparece Tupacalao).

Tupacalao: Aun te falta mucho, tienes que aprender a respetar y escuchar.

Ahio: Espera (Mutis).

(Ema y Maru lavan su ropa en el mismo lugar Ema consuela a Maru).

Marru: Lo amo Ema y nunca he sido lo suficiente valiente para decírselo.

Ahio: ¿A quién amas? Hermosa.

Maru: Mi vida es una fiesta a tu lado (Lo dice al vacío, pero justo esta Ahio ahí. Ahio se sorprende).

Ema: Olvídalo ya está comprometida con Tiki y está todo preparado para tu matrimonio. Tienes que resignarte con el tiempo lo amarás.

Maru: Con el tiempo nos acostumbraremos a ser infelices. Si tan solo me dijera que me ama, me iría inmediatamente con él al otro lado del mundo.

Ahio: ¿De quién hablas? Di mi nombre.

Ema: Está más preocupado de sí mismo y mostrar que es el mejor del mundo rapanui que en amar a alguien, se ama así mismo, no puede amar una piedra egocéntrica y testaruda.

Maru: Si tan solo enunciara por una única vez mi nombre, mirando la ventana de mi mirada. Besara mis labios y palpitará nuestro corazones al unísono. ¡Ahio amor de mi vida! (Suspira).

Ahio: Aquí estoy, soy solo beso y mirada por ti, no puedo, corazón lograr que la luz de tus oídos escuche el invisible susurro de mi alma. Igual lo grito ¡Maru! ¡Maru! ¡Maru!

Maru: Ema ¿Escuchaste eso?

Ema: ¿Qué? Nada, estás loca.

Maru: De verdad, escucho el susurro del viento con su dulce armonía, como un abrazo en las brasas del amor (Ambas hacen mutis).

La decisión de Ahio, el príncipe  RapanuiWhere stories live. Discover now