Llorándole a un calcetín rojo

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No estaba por ningún sitio, llevaba una hora buscándolo en todos lados, debajo de las camas, en los cuartos, en los armarios, incluso en la cocina; ¿dónde estaba el calcetín rojo? ¿Cómo se puedo perder si ella lo había dejado ahí?, siempre lo dejaba ahí, bueno, no siempre, una vez los dejo en el suelo y su padre le gritó que lo recogiera. Esa fue la primera vez que lo había escuchado gritar tan fuerte, al principio le molesto, ¿por qué se tenía que poner así? solo son unos estúpidos calcetines rojos. Luego lo vio romperse, esa también era la primera vez que lo veía llorar.

- Te los regaló tu madre- Dijo con la voz completamente quebrada.

¿Debajo de las almohadas? tampoco está, ¿en la sala? tampoco ¿se lo habrá comido el perro? realmente esperó que no. Un calcetín rojo, solo a su madre se le podría ocurrir ese tipo de regalos, sobre todo sabiendo que ella odia el rojo.

- Muy graciosa mamá- dijo después de abrir su regalo de navidad con tanto entusiasmo y ver su regalo.  

Ese se convirtió en el peor regalo de navidad que le habían dado en su vida, pero también en el mejor recuerdo que tenía de su madre.

¿Dónde podría estar? su padre podría molestarse si la veía llegar sin ellos, justo en ese momento, justo ahora ¿de verdad sería él quien se molestaría o era ella que se odiaría a si misma por no haberle hecho caso a su padre?, nunca los recogió del suelo a pesar de los gritos, a pesar de las lágrimas y ahí estaba, por haber sido tan tonta lo había perdido.

Ahogada entre sus pensamientos y sus recuerdos se arrodillo en el suelo comenzó a llorar, siempre que los perdía su madre los encontraba y ahora ella no estaba para ayudarla, se había ido, la había dejado sola, con un montón de lágrimas, un padre roto y un solitario y estúpido calcetín rojo.

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Este texto fue escrito como un ejercicio de escritura de la página Literautas

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