Juegos de devenir parte once: La unidad del ser.

6 0 0
                                    

En el neurocosmos en el que estamos todos involucrados, del que somos todos parte y en donde cada uno cumple una función fundamental, encontramos impregnada en cada existencia al concepto del ser. El ser es en primer lugar el fundamento de todo aquello que tiene lugar en el neurocosmos: el neurocosmos inclusive, puede ser considerado un ser en sí mismo. La importancia de el concepto de ser involucra ciertas cualidades de cada existencia individual, que puede ser aislada de su entorno para considerarla un uno. El lector, por ejemplo, se considera a sí mismo un uno sin pensarlo demasiado; precisamente por esta individualidad formada por un convenio cultural, cada uno es responsable del valor de su existencia, ya sea por la función que cumple o por el mensaje que se transmite en su finalidad. Todos compartimos esta idea de individualidad de que a pesar de que realmente no somos uno, sino una multiplicidad representada en un microcosmos de existencias formando una gestalt. La individualidad natural de cada ser lo vuelve ser en sí mismo en su relación con el medio. Las estructuras que conforman el microcosmos es única en cada existencia (de ser posible que se encuentre aislada), pero en realidad el medio la vuelve un sujeto de manera intrínseca, ya que ésta se encuentra sujeta a un hecho particular para que pueda cumplir su rol en la interacción con otros seres. En todo caso la estructura formada pasa a ser parte del medio en que se encuentra, perteneciendo a una macro-estructura de múltiples existencias interrelacionadas. El ser está en todo, y esta omnipresencia convierte al ser en aquel ideal con potencial infinito, ya que cómo concepto conforma al origen mismo de la existencia de todos los hechos que devienen en el neurocosmos, o el devenir del neurocosmos mismo que se originó con la realidad del ser. Desde lo más pequeño hasta lo más grande, desde lo infinitesimal hasta lo infinito, el ser se encuentra ahí, siendo lo fundamental y el origen de todo aquello que suceda. El individuo social, por su parte y con las herramientas dispuestas a su alcance, rara vez se cuestiona su principio de existencia, simplemente forma parte de la macro-estructura en que se encuentra y construye una realidad en que el orden natural al que pertenece que sea convencional y funcional, no sólo para él sino también para aquellos que se encuentran con él. La sociedad se conformó cuando un grupo de individuos se pusieron de acuerdo en que tal cosa sea real en tanto que todos puedan interactuar con ésta, de manera que le asignaron un símbolo y transmitieran este conocimiento a su progenie. En este proceso todos los sujetos involucrados estaban de acuerdo implícitamente que existía una separación entre el "yo" y el "vos", estructurando de manera inconsciente a la idea de individuo que predominó en la comunicación en las sombras del lenguaje. Idea que se buscó a sí misma a lo largo de la historia y que cobró una innumerable cantidad de formas distintas: "todos somos uno" y "uno somos todos" son conceptos elaborados a partir de el entendimiento profundo de que la existencia posee ciertas características indistinguibles de la naturaleza del neurocosmos. Estas ideas universalizan las propiedades del mundo que nos rodea, englobando a lo sensible en una realidad en donde predomina una experiencia propia de la naturaleza y la libertad que es crucial en la búsqueda de un sentido. Todo se dirige hacia el ser, habiendo abandonado al ser y retornando al ser al mismo tiempo. Una idea con tanta fuerza resulta paradójica para el pensamiento mismo, porque la paradoja consiste en que el pensamiento mismo conforma un ser, que bien puede estar separados de nosotros mismos, y al mismo tiempo nacer y ser parte indistinguible de nuestra experiencia del ser. El ser es un componente esencial de los hechos materiales, sin ser al mismo tiempo parte de estos, porque el ser, a pesar de no conocer límites, no es material. La metafísica del ser consiste en la categorización de los hechos, para algunos puede ser un componente puramente lingüístico de la relación con lo material, para otros puede ser una entidad trascendental que predomina en la naturaleza del neurocosmos, pero sin lugar a dudas es una condición básica de la relación de los sujetos con el otro. En cualquier enunciado se puede encontrar tácito o explícito, pero contribuye a la estructura primordial del mismo. En la naturaleza se encuentra impregnado de manera invisible debido a lo obvio e inconfundible de su presencia. Y en la experiencia misma funciona cómo el principio de toda acción que se realice, no hay devenir sin ser. Los sujetos presentan cierta afinidad a diferenciarse de otros, pero esta diferencia es puramente superficial si consideramos que todos provenimos del mismo vientre, exploramos diferentes perspectivas de una supuesta realidad y manifestamos deseos similares dentro de una unidad colectiva de seres que se encuentran unos a otros para compartir estas perspectivas, orígenes y deseos. Son diferencias que se construyen a lo largo de una duración para proporcionar un mecanismo de fácil identificación de individuos, su función es constituir individualidades distinguibles unas de otras y permitir una aparente propiedad de la experiencia del ser. Estas diferencias nos permiten valorar la unicidad de la fracción del ser que representamos, porque todo lo que es representa al ser. Todos pertenecemos a un mismo orden, al ser partes indispensables de una macro-estructura tenemos que considerar que no solo representamos una manifestación del ser, sino que también somos uno con el ser; así como las células no sólo forman parte de nuestro cuerpo, sino que en su conjunto son nuestro cuerpo. Entonces todo lo que existe, ya sea física o metafísicamente, va a tener a la categoría de ser como algo fundamental. Porque el ser es un ideal puro, y su potencial infinito se atribuye a su simpleza de concepto. El ser es el punto de unificación de todas las existencias y como es aquello que se tiene en común con el otro nos proporciona un vínculo que trasciende el tiempo y el espacio. Un vínculo que unifica todos los componentes del neurocosmos en su macro-estructura (macrocosmos) y en su micro-estructura (microcosmos). Hablando de los seres sociales, especialmente los lectores, representan una unidad única en cuanto se trata de su estructura. Si se refiere a un objeto u organismo, podemos discernir que está compuesto por una variedad de elementos organizados de una manera específica, elementos que individualmente están compuestos por otros elementos aún más pequeños, que a su vez están compuestos por elementos aún más pequeños; estas estructuras son únicas en cuanto su composición y funcionamiento se trata, pero que son divisibles de manera indeterminada. En consecuencia, si ahondamos en términos conceptuales de la estructura, podemos encontrar que puede llegar a existir un fin determinado (o un principio), que es la existencia absoluta en sí misma, un neurocosmos vuelto hacia adentro y compuesto de infinitas estructuras igualmente divisibles. Este punto intermedio entre el macrocosmos y el microcosmos es el ser puro, una partícula universal presente en todo lo material. Tal vez sea un compuesto físico concreto, cómo un tipo único de energía; o tal vez sea un compuesto metafísico, como una dimensión en sí misma. Pero algo es seguro, la idea del ser, como ideal puro, constituye y engloba al neurocosmos y sus infinitas partes en una existencia masiva que se subdivide para auto-explorarse. Siendo este el objetivo del ser con su inmensurable potencial, podemos concretar que no sólo "todos somos parte de uno" sino que "uno parte de todos", tanto que "todo puede ser" y "ser puede todo". El ser es, sin lugar a dudas, una singularidad particular de las existencias que nos permite conectarnos a partir de su concepto. En consecuencia estamos todos unidos a través de este punto en común y construimos a la realidad que experimentamos con la idea de ser acompañándonos en este viaje, experiencia que se puede compartir gracias a diversas herramientas culturales que nos fueron provistas, pero la idea del ser estuvo comunicándose con nosotros todo este tiempo. Oculto en la naturaleza y dentro de nosotros mismos, nos enseñó que no existen límites para reproducir información y expresar voluntad. Porque en el experimento de la existencia el ser es porque puede.

Juegos de devenir parte 11: La unidad del ser.Where stories live. Discover now