Crónicas de un Ángel

Vacío

Desde hace no mucho, me emociona el reencuentro entre dos personas después de tanto tiempo. Sucede cada vez más a menudo. Desconozco que hace la gente una vez que cruza, pero parece que varios regresan a buscar a sus seres queridos que pronto los acompañarán.

Al mismo tiempo, comienzo a sentir un dolor en el pecho. Algunos lo describirían como un "vacío" dentro de mi corazón. Un sentimiento que me obliga a pensar que quizás yo también espero a alguien. ¿Es sólo un pensamiento o es un recuerdo? Tengo la certeza de que es un recuerdo, sin embargo, lo he olvidado. ¿A quién espero? No puedo recordar ni su nombre ni su rostro. ¿Seré capaz de reconocerlo si llego a verlo?

—Hace tiempo que no te vemos, ¿cómo has estado?— Me saluda un ángel asomándose por encima del muro. Tengo la sensación de que ha venido a visitarme antes, sin embargo, no puedo recordar su nombre—. Ha tardado en llegar, ¿no es así?

—¿Quién?— pregunto más para mí. Tengo prohibido apartar la vista de la enorme fila que busca entrar en nuestro mundo, pero muero por saber a quién se refiere.

—¡Eh! ¡Baja de ahí!— escucho que gritan del otro lado del muro.

—Lo siento, tengo que retirarme. Si puedes ve a casa, tus padres están preocupados. ¡Vendré a verte pronto!— baja del muro.

¿Casa? ¿Padres? Sí. Recuerdos comienzan a llegar poco a poco a mi memoria. Mis padres fueron de las primeras personas que dejé entrar cuando comencé a trabajar aquí. Recuerdo haberlos visitado algunas veces, pero desconozco por qué dejé de ir, o cómo es que los he olvidado.